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La familia debe ser un sistema ordenado si quiere ser justo.

El orden significa la existencia de jerarquías que deben ser respetadas en un clima de amor y sana convivencia.

Hay que prestigiar las funciones parentales, revalorizar su autoridad y toma de decisiones.

En la familia los hijos aprenden a obedecer para luego poder mandar en los ámbitos donde les toque participar. Si fueron criados con amor, amarán a sus hijos.

La buena comunicación entre los integrantes de la familia es fundamental. El respeto, el saber escuchar y el expresar con claridad las ideas y opiniones forman parte del ejercicio diario que debemos practicar.

Todo padre debe ejercer en plenitud el derecho y el deber de educar a sus hijos.

El rol que cada uno ocupa en la familia debe estar claramente definido.

Para interactuar convenientemente deben respetarse reglas básicas de convivencia.

Si la paz y la alegría están presentes, todo resulta armonioso y grato.

Las reglas de convivencia

Los padres tienen la noble tarea de educar a sus hijos. Para ello, además de defender los valores tradicionales es necesario tener pocas reglas, claras y sencillas.

Partimos del principio básico de honrar y respetar a los padres. Se debe tener una idea abarcativa de Dios, del bien y de justicia. El amor debe acompañar todos los actos de la vida.

En este contexto es necesario tener en cuenta lo siguiente:

- Los adultos deben actuar con honestidad para que no haya desdoblamiento en el decir y el hacer.
- Que haya unidad de criterio entre los padres cuando se trata de aplicar las reglas.
- La disciplina es necesaria para lograr capacidad de adaptación, internalizar esquemas y educar el carácter.
- Mejorar la comunicación mediante la negociación de conflictos, ubicando el problema en su justo lugar.
- Debemos aprender a escuchar, comprender y perdonar.

Los roles

No debe existir enfrentamiento entre el rol paterno y materno, son funciones complementarias basadas en el respeto y el amor mutuo.

La madre tiene una función privilegiada como dadora de vida y proveedora del lenguaje.

El padre está biológicamente preparado para proteger a su familia.

Los hijos deben ver que existe una alianza indestructible ente los padres en cuanto a los principios que sustentan la convivencia y los proyectos de futuro por los cuales luchan.

En los casos de padres separados o familias incompletas, deben reforzarse algunos roles. Los padres separados, ante la enfermedad de sus hijos, deben unir criterios para enfrentar el problema y actuar en concordancia para no perturbar a sus hijos. El amor a los hijos debe prevalecer sobre cualquier diferencia que exista entre los padres.

Como padres debemos realizar acciones que implican sacrificios o renuncias, pero siempre están guiadas por el amor.

Esto forma parte de un accionar que tiene como objetivo educar según los principios que elegimos, defendemos y practicamos.

Luchamos por mantener la familia unida, aprendemos a querer a nuestros hijos sin egoísmos. No vivamos la vida por ellos.

Tengamos nuestras propias metas, nuestros propios intereses y proyectos individuales.

Fomentemos la autonomía de nuestros hijos y su independencia, que sean seguros de sí mismos, buenas personas.

Respetemos a nuestros mayores. La cultura que se vuelve en contra de los padres y de los viejos está condenada a la destrucción.

Defendamos estas verdades que son atemporales. Su existencia protege la vida, implica orden y jerarquización y nos da la exacta medida de nuestro “estar en el mundo”.

Por Dra. Mabel Bello, directora médica de ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia)

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