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Promoviendo la lectura en niños de 9 a 12 años

El contacto cotidiano con libros y la posibilidad de disfrutar de sencillas actividades como escuchar cuentos, despierta en los niños de 9 a 12 años el deseo y la motivación por leer.

Promoviendo la lectura en niños

Como padre usted puede hacer muchas cosas para ayudar a sus hijos a descubrir el placer de leer. Encuentre aquí orientaciones y actividades para acercar a sus hijos a la lectura y fortalecer su alfabetización.

Niños de 9 a 12 años

A esta edad, la mayoría de los chicos puede leer de modo independiente. Éste es un buen momento para que usted los motive y entusiasme con la lectura. Aunque ya son “mayores”, muchos niños disfrutan cuando los adultos les leen en voz alta y cuando comparten actividades y juegos con su familia.

Estas son algunas cosas que usted puede hacer para ayudarlos a desarrollar habilidades y a disfrutar de la lectura y de la escritura: Muchos chicos (y padres también) consideran que la lectura es algo “serio” y quizás “aburrido”.

Rompa con esta manera de concebir la lectura, permitiéndose disfrutar junto con ellos un libro de chistes, una historia contada con acertijos o un material escrito con sentido del humor.

Deje a su disposición diarios y revistas de actualidad para que las hojeen y si desean las lean. Continúe leyéndoles libros en voz alta. Proponga que lean a los hermanos o niños menores de la familia.

Cuando pasean, propóngales entrar a una librería. Exploren juntos la sección de libros para jóvenes. Pídale al encargado que le sugiera libros y revistas que sus hijos puedan disfrutar.

Establezca pautas para acotar el tiempo que sus hijos ven televisión para que hagan otras actividades. Pero nunca use la TV como premio por haber leído, o castigo por no haberlo hecho.

Propóngales leer libros basados en películas que hayan visto o viceversa. Ayúdelos a encontrar distintos motivos para escribir. Pueden ocuparse de escribir listas, mensajes, cartas, mensajes de correo electrónico.

Adolescentes

Aunque ya sepan leer, para los adolescentes puede ser una experiencia muy rica escuchar a un adulto leer o compartir una lectura.

Esto les permite:

• aprender sobre las palabras y el lenguaje,

• desarrollar sus capacidad de escucha,

• ampliar su vocabulario,

• relacionar escenarios, personajes y tramas con sus propias experiencias,

• aprender sobre diferentes temas,

• reflexionar sobre comportamientos y costumbres,

• mejorar sus propias habilidades como lectores,

• sentirse motivados para leer descubrir qué autores y qué estilos les gustan.

Sugerencias para seleccionar material de lectura

Si los chicos están interesados en noticias y temas de actualidad, léales editoriales y artículos de diarios y revista.

Los adolescentes están en la etapa de definir lo que los hace únicos como individuos y están aprendiendo a encontrar su lugar en el mundo.

Propóngales compartir novelas con personajes que vivan el reto de crecer.

Los adolescentes cuestionan la autoridad de los mayores. Compartan cuentos y novelas con estas temáticas. Los adolescentes están luchando por ser independientes, pero al mismo tiempo disfrutan del contacto con su familia.

Léales sus propios libros favoritos y otros libros que ellos mismos elijan. Los adolescentes están aprendiendo gradualmente a pensar de manera abstracta y a comprender y respetar puntos de vista diferentes a los suyos.

Compartan libros que los ayuden a ver el mundo mucho más allá de sus experiencias diarias. Compartan materiales con información sobre carreras, cursos y proyectos para el futuro.

Sugerencias para la lectura en voz alta

Adecue los momentos y horarios para la lectura.

Puede proponerles espontáneamente leer juntos: “Acabo de leer lo que dijo x persona sobre el partido de fútbol de anoche. ¿Puedo leértelo?” No los obligue a expresar sus puntos de vista sobre lo leído, si no lo desean. A esta edad es perfectamente normal que quieran mantener en privacidad algunas cosas.

Varíe el menú de lectura y ofrezca desde la lectura más ligera hasta textos que generen una reflexión más profunda.

Fomente la conversación al hacer preguntas abiertas que no tienen respuestas correctas ni incorrectas, sino que, por el contrario, invitan al pensamiento y al aprendizaje.

Por ejemplo, ¿qué pensás sobre… ?, ¿cuál es tu opinión sobre… ?, ¿cuándo te diste cuenta de… ?

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