Nuestra familia sufre un proceso doloroso y difícil.
Nos enfrentamos a una realidad que nos cuesta mucho aceptar.
Tenemos un hijo enfermo.
La Anorexia Nerviosa (o la Bulimia) ha entrado en nuestra casa, se ha instalado y poco a poco nos va destruyendo a todos.
Nos resistimos a creer que esto haya sucedido y pensamos: “¿en qué fallamos?” “¿qué hicimos mal?” o “¿quién tiene la culpa?”
La enfermedad ha afectado al ser que más queremos, nuestro hijo.
Ante este cuadro de situación, tiene cabida “el consejo fundamental”.
Todos los padres de pacientes recuperados sostenemos que la primera medida que debemos tomar es encarar el problema con decisión.
La familia toda debe estar unida, más que nunca.
Seguimos entonces al pie de la letra “el consejo fundamental” que dice:
“Comencemos un tratamiento especializado”.
Cabe entonces preguntarse ¿a dónde?
La respuesta es obvia: en ALUBA.
Pero nuestros consejos van más allá.
Aquellos que lleguen a ALUBA encontrarán las soluciones a todos los problemas como todos los otros padres que pasaron por la institución.
Pero el propósito de esta guía es hacerles conocer a todos los padres, sin distinciones, lo que aprendimos en ALUBA, que es para nosotros una escuela de vida.
Enseñe a su hijo a amar
Este consejo es básico y resulta obvio.
Se hace necesario aprender a amar y esto es, muchas veces, un camino difícil.
Ser padre es el arte de aprender a renunciar cada día a lo que más queremos, nuestros hijos, desde el mismo momento en que nacen.
Esta es la mejor forma de amarlos.
Debemos enseñar a nuestros hijos a amar la vida.
Busque sus propias metas
Los padres debemos integrarnos a nuestros propios grupos y tener nuestros propios proyectos para sentir menos el desprendimiento de nuestros hijos cuando van adquiriendo su autonomía.
Nuestra vida no debe girar en torno al “hijo enfermo”.
Debemos separarnos para ser padres de hijos sanos.
Tengamos nuestro propio proyecto de vida.
Seamos independientes.
Fomentemos la independencia de nuestros hijos.
Los hijos aprenden a través de nuestra conducta
Se requiere honestidad en los adultos para que no haya desdoblamiento en el decir y en el hacer.
Que nuestro proceder no difiera de aquellas reglas de convivencia que imponemos a nuestros hijos en casa.
El ejemplo es la mejor manera de educar.
Nuestra forma de actuar debe reflejar en todo momento una total conciencia con los principios que queremos inculcar.
No renuncie a la responsabilidad de ser padre
Cada uno de los integrantes de la familia debe ocupar su rol; los padres, el de ser padres, sin temor a perder el cariño de sus hijos por hacerse respetar por ellos.
Todo padre debe ejercer en plenitud el derecho y el deber de educarlos.
Hay que revalorizar la autoridad y la toma de decisiones.
Tener pocas reglas, pero claras y precisas, respetarlas y hacerlas respetar.
Enseñe a su hijo a tener lecturas positivas de sus experiencias
Nuestros hijos deben saber que la vida nos enfrenta muchas veces a situaciones difíciles.
Debemos capacitarlos en su adaptación a los cambios y enseñarles a enfrentar las dificultades aprendiendo a negociar.
Toda situación, por más traumática que sea, todo fracaso, dejan siempre una enseñanza.
Toda crisis lleva implícita una oportunidad para desarrollarse.
Debemos educar a nuestros hijos en ese sentido.
Mejore la comunicación en casa
Aprenda a escuchar a su hijo.
Interésese por sus problemas.
Comparta sus proyectos.
Ayúdelo sin interferir.
Enséñele a dialogar con respeto.
Fomente su participación.
Intégrelo.
A ser padres se aprende
No se desentienda de los problemas de su familia y en especial, de su hijo.
A usted le conciernen.
Aprendan a encontrar soluciones entre todos, conversen, intercambien ideas y opinen.
Busquen distintas alternativas.
Pongan en práctica lo acordado.
La familia puede ser creativa
Si los problemas son graves, no baje los brazos.
Intente distintos caminos.
Ejercítese en la búsqueda de oportunidades.
Emplee nuevas estrategias.
Incentive a su familia en ese sentido.
Aprenda y enseñe a su hijo a ser feliz
No se deje abatir por los problemas.
No automatice sus conductas.
Aprenda cosas nuevas.
Mantenga su interés por la vida y por los demás.
Tenga claridad en sus objetivos.
Aprenda a negociar.
Saque provecho de sus experiencias.
Practique con su familia una sana convivencia.
Por Dra. Mabel Bello, Presidenta de ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia), www.aluba.org.ar