Sentarse a leer con los niños
Hay que sentarse a leer con los niños. Hay que entrar en su mundo, como debieron entrar los adultos de nuestra época de niños.
Y si el mundo de hoy está poblado de imágenes, sonidos, colores y bullicio, ¿qué les hace pensar que cuando fuimos niños a nuestros adultos mediatos les era más fácil?
Es cierto, hoy la velocidad parece tener un ritmo que no tenía en nuestra infancia, hoy acontece el éxito de lo inmediato o instantáneo, los que tienen más de 30 años coincidirán conmigo que teníamos siestas largas y aburridas.
Y podíamos salir en bicicleta con los amigos sin custodia de un celular.
Es difícil entrar al mundo de los niños de hoy. Pero hay que hacerlo. Y para que vuelvan a ver en la lectura un poderoso aliado contra el aburrimiento, contra la incomprensión, contra el abuso, contra la democracia y los derechos humanos, hay que sentarse con los niños y entrar en su mundo.
- Hay que leer con ellos y para ellos.
- Hay que leer buenos autores porque no podemos pedirles que de adultos seleccionen buen material si cuando fueron pequeños, cualquier libro sirve porque es " el librito".
- Hay que leer televisión y enseñarles, respetándolos, un cierto crítico interior que le haga pedir más calidad en la medida que crezcan.
- Hay que leer en Internet porque es su herramienta de lectura y aprenderemos mejor con ellos a dominarla.
- Hay que leer películas, haciendo una buena selección con ellos y despertando su interés por la buena lectura de imágenes visuales.
- Hay que sentarse con ellos a jugar en esos juegos rarísimos que ponen en la computadora intentando despertar su interés por los menos agresivos.
En suma: hay que dedicarles tiempo para que puedan en unos años ser actores críticos de sus propias vidas y de sus selecciones culturales. Y hay que tener tiempo para volver a redimensionar el rol fundamental de la lectura.
O sea: es igual a unos años atrás, tener niños a cargo significa tener tiempo para dedicarles.
¿Quién dijo que sería fácil?
Sentarse a leer con ellos, hoy por hoy, implica muchas lecturas. Ánimo, la buena noticia es que les encanta que compartan con ellos y suelen ayudarnos también a leer.