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Secreto para criar hijos sanos y felices según Osho

¿Cuál es el secreto para criar hijos sanos y felices según Osho?

Hijos sanos y felices según Osho

La mirada de diferentes personalidades, psicólogos, filósofos, psiquiatras, padres de familia…

Hoy: OSHO, filosofo Hindú

Para criar hijos sanos y felices según Osho, no los contaminemos con nuestras neurosis no resueltas, nuestros propios deseos, ideologías, miedos y creencias particulares. Antes de traer un hijo al mundo estemos nosotros sanos y felices, luego y sólo luego, podremos criar hijos sanos y felices.

No es una coincidencia que todas las religiones del mundo tengan en sus parábolas la idea de que una vez el hombre vivió en el Paraíso y de alguna manera, por alguna razón fue expulsado de él.

Las personas inteligentes, sensibles, creativas siguen estando obsesionadas por el Paraíso que una vez se conoció y ahora permanece como una tenue memoria, un difícil creer.

La búsqueda del paraíso es nuevamente la búsqueda de la infancia: hacerse de nuevo un niño inocente, sin contaminar por los conocimientos, sin saber nada, todavía consciente de todo lo que nos rodea, con un profundo asombro y sentido del misterio.

La alegría y el niño rebelde

No permitimos a nuestros hijos bailar, gritar saltar, por razones triviales, quizá puedan romper algo, quizá se les moje la ropa con la lluvia si corren en el exterior, por pequeñas cosas se destruye por completo una gran cualidad espiritual: la alegría.

El niño obediente es elogiado por sus padres, por sus profesores, por todo el mundo, y el niño juguetón es censurado. Sus ganas de jugar podrían ser totalmente inofensivas, pero es censurado porque existe un peligro potencial de rebelión. Si el niño continúa creciendo con total libertad, acabará siendo un rebelde.

El niño rebelde se convertirá en un joven rebelde. No se le podrá obligar a satisfacer los deseos incompletos y los anhelos de los padres. Vivirá su vida propia de acuerdo con sus deseos más íntimos, no de acuerdo a los ideales de otra persona.

No se le da una oportunidad a su naturaleza. Ese niño muerto en su interior destruye su sentido del humor: la vida en vez de expandirse, comienza a encogerse.

La vida debe ser, en cada momento, una creatividad preciosa. No importa lo que tu hijo crea, podrían ser sólo castillos en la arena, pero todo lo que hace debería salir de su capacidad de jugar y de su alegría.

Se debe intentar

  • Enseñen a los niños a ser autosuficientes: a no depender de nadie.
  • Dejen de influir en el niño. Sólo podemos hacerle como nosotros y nosotros no somos nada. Démosle una oportunidad de ser él mismo.
  • No lo malcriemos.
  • Si no interferimos en sus primeros años, a los 7 años lo tendrá todo tan claro que vivirá toda su vida sin ningún arrepentimiento.
  • Educar a los niños para que puedan hacer preguntas, y los padres no deberían responder esas preguntas a menos que realmente conocieran las respuestas. E incluso si las supiesen deberían decir como Buda solía decir a sus discípulos: No creas lo que te digo, esa es mi experiencia, pero en el momento que te la cuento se vuelve falsa porque para ti no es una experiencia. Experimenta, pregunta, busca. A menos que tú mismo conozcas, tu conocimiento no sirve; es peligroso. Un conocimiento prestado es una barrera.
  • Los padres deben aprender el arte de no hacer. Es una arte muy difícil. Tiene que aprender a mantenerse alejados, fuera del camino del niño, no interferir. Tiene que ser muy valientes para eso, porque dejar al niño sólo, es arriesgado. Durante miles de años se nos ha dicho: si al niño se le deja sólo, será un salvaje. Tú no le puedes dar nada al niño, sólo puedes tomar. Si realmente quieres hacerle un regalo al niño, este es el único posible: no interfieras. Arriésgate y deja que el niño se adentre en lo desconocido, en lo inexplorado.
  • Respeta a los niños, hazles intrépidos.
  • Sólo puedes hacer una cosa con tus hijos: compartir tu propia vida. Cuéntales que tú has sido condicionado por tus padres, que has vivido en ciertos límites, de acuerdo a un cierto tipo de ideales, y por culpa de esos límites e ideales te has perdido completamente la vida, y que tu no quieres destruir la vida de ellos. Quieres que sean totalmente libres, libres de ti.
  • Los padres necesitan un coraje y un amor inmensos para decir a sus hijos: «No nos obedezcan, dependan de su propia inteligencia. Incluso si se equivocaran, es mucho mejor que seguir siendo esclavo y siempre hacerlo bien. Es mejor cometer errores y aprender de ellos que hacerle caso a alguien y no cometer errores. Pero no entonces nunca vas a aprender nada excepto a obedecer, y eso es veneno.»
  • Deja que tus hijos cometan errores. Dile a tus hijos: «No hay nada malo en cometer errores. Comete todos los que puedas, porque es el modo en que más aprenderás. Pero no cometas el mismo error una y otra vez, porque eso te convierte en un estúpido».
  • Si los padres aman a sus hijos les enseñarán a ser valientes, incluso en contra de ellos mismos. Le ayudarán a ser valiente en contra de los profesores, en contra de la sociedad, en contra de cualquiera que vaya a destruir su individualidad.
  • Los niños deberían convivir, o por lo menos conocer a muchas personas. Diferentes personas aportan diferentes canciones, otros estilos de vida, traen diferentes brisas y los niños deben ser expuestos a tantos estilos de vida como sea posible, de modo que puedan escoger, de modo que tengan libertad para escoger.

Y se deben enriquecer conociendo a tantas mujeres que dejen de estar obsesionados con la cara de la madre o el estilo de la madre. Entonces serán capaces de amar a muchas más mujeres, a muchos más hombres. La vida será más una aventura.

Hijos sanos y felices según Osho

No hay que estar demasiado ocupados en hacer felices a los hijos y luego sentirse infeliz por fracasar en el intento. La infelicidad es contagiosa, es como una enfermedad. Si eres infeliz, todos los que están conectados contigo, en especial los niños, se sentirán muy infelices. Y los niños son muy sensitivos, muy frágiles, muy intuitivos, sienten las cosas inmediatamente.

Hasta una determinada edad los niños permanecen muy arraigados en ti y saben lo que está pasando.

Relájate un poco. Déjale que se mezcle con otros niños, déjale que juegue, y deja de hablar en términos de felicidad o infelicidad.

En vez de eso, ¡se feliz!. Viéndote feliz, ellos se sentirán felices.

El niño sólo es feliz cuando no es consciente de ello. La felicidad es algo muy sutil que sólo sucede cuando estás totalmente inmerso en otra cosa.

El niño está jugando y es feliz porque, en esos momentos, no sabe nada de sí mismo, ha desaparecido. La felicidad sólo existe cuando has desaparecido. Cuando regresas la felicidad ha desaparecido.

A la felicidad no hay que buscarla directamente, haz cualquier cosa y la felicidad te sigue; es una consecuencia, no un resultado.

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