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Jugar con las palabras y con las sensaciones en la edad precoz

La fantasía de las lecturas en la edad precoz.

La riqueza del lenguaje tiene tantas aristas como la magia que irradia. Su función poética nos permite visitar y crear mundos imaginarios, expresarnos y hasta entablar vínculos. ¿Cómo nos acercamos a esto? Desde muy temprana edad, la lectura de textos literarios ayuda a los niños a internalizar estas acciones. Ya sea a través de canciones de cuna, cuentos o rimas, los pequeños pueden así tender un puente entre los adultos y ellos, y además se aproximan a las palabras de un modo lúdico.

Jugar con las palabras y con las sensaciones que éstas provocan es un juego de sumo interés para los chicos. Además, al escuchar concentradamente se permiten preguntar, reflexionar, imaginar y hasta ser críticos de lo que ven a diario y lo que desean.
Por todo esto la lectura debe ser una actividad que esté incluida en la rutina de los pequeños. Si como adultos planteamos momentos para leer salteados y esporádicos el hábito no se generará, en cambio, si el encuentro está planificado se potenciarán los buenos efectos de la literatura infantil. Además, siempre es bueno promover distintas estrategias con
actividades y juegos para que los niños puedan plantearse ellos nuevas consignas.

En nivel inicial estos espacios de lectura tienen que ser recurrentes y con variadas tácticas. Algunas veces puede ser una lectura en voz alta, otras puede estar seguida de un dictado, dar la posibilidad de que armen ellos una historia diferente, dejarles finales abiertos para que completen o simplemente leer imágenes.

La diversidad debe también estar presente en los formatos de los textos. Los cuentos son efectivos, es cierto, pero de igual modo puede un niño conectarse con una novela, poesía y hasta teatro. Incluso, a determinada edad también se pueden emplear textos informativos publicados en diarios y revistas, éstos pueden estar vinculados a temas de interés de cada pequeño. Si las prácticas de lectura y escritura fuera de la escuela son ricas, variadas y recurrentes, así mismo deben ser abordadas en los espacios escolares.

Para finalizar cada encuentro, es ultra valioso que se dedique un tiempo a charlar sobre lo leído, así niños, padres y docentes pueden debatir sobre lo que escucharon, ver qué se interpretó, qué emociones despertó o que otras posibilidades se le ocurrieron al chico. La conversación y la escucha son dos condiciones básicas para todo momento de lectura en el que reine la libertad y la creatividad.

Por Rocío Bressia, especialista de Fundación Leer (www.leer.org).

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