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Introducción de la alimentación complementaria

Existe una etapa crucial en el crecimiento de los más pequeños que cambia la rutina de la casa, los estados de ánimo del bebé y su proceso digestivo. A esta etapa la llamamos Introducción de alimentación complementaria; la misma comienza, o debería comenzar, a partir de los seis meses de edad.

Esta recomendación de respetar los seis meses de vida del bebé está validada acorde a las necesidades de hierro, proteínas y calorías que requiere el bebé conforme crece. Y en este desarrollo, la leche de la madre es fundamental para el proceso de adaptación, ya que la leche materna va cambiando su composición y sabor a lo largo del día. Esto puede ser un factor importante para preparar al bebé para los alimentos que después comerá.

Si bien se recomienda que la alimentación complementaria sea, como mínimo, a partir de los seis meses de edad, no todos los bebés tienen el mismo ritmo, ni responden a las mismas situaciones de la misma manera.

Cada bebé es único y por tanto tiene su propio ritmo para desarrollarse. Este ritmo está ligado a diferentes signos que indican que está listo para comer semisólidos, como por ejemplo: La habilidad para sentarse o la disminución de reflejo de extracción (sacar la lengua y empujar los alimentos fuera de su boca automáticamente), otro signo que indica que está listo para la incorporación de alimentos complementarios es la capacidad para tomar la comida con la mano y ponerla en su boca.

Aunque algunos pediatras avalan la posibilidad de darle semisólidos antes de los seis meses, son muchas las ventajas de esperar que el bebé esté listo para otros alimentos. Algunas de estas ventajas son: la prevención de un mayor número de alergias. Esto es porque más o menos a los seis meses de edad, un bebé empieza a producir suficientes anticuerpos IgA para prevenir la absorción de antígenos alimentarios a través de la pared intestinal. Así, se reduce la posibilidad de alergias alimentarias. Además se comprobó que esperar hasta los seis meses o más, facilita una mayor capacidad de digerir los alimentos.

En relación con la lactancia materna, asegura una adecuada nutrición al mantener el volumen de leche; ya ésta es la principal fuente de nutrición para el bebé durante el primer año de vida.

Si se reemplaza con alimentos semisólidos el niño tomará menos leche materna. Al agregar alimentos a la dieta del bebé antes de que los necesite, se está sustituyendo un alimento superior por uno de inferior calidad; otra posible ventaja que tiene esperar este tiempo es que existen menores riegos de infección de oído y menor riesgo de salud por alimentos contaminados. Este punto, tal vez, el más importante, es tomado como bandera por la vida, ya que la introducción de alimentos complementarios antes de los seis meses puede significar un grave riesgo para la salud del niño.

En áreas del mundo que carecen de suministros de agua potable, la introducción de alimentos complementarios se asocia a una mayor incidencia de infecciones y enfermedades diarreicas; la primera causa de mortalidad infantil en el mundo. Por esta razón hay que tener especial atención en esto e informar sobre el tema.

Una vez cumplidos los seis meses de edad y teniendo, el bebé, todos los signos apropiados para alimentarse con semisólidos, mencionados anteriormente, la madre debe ofrecer los alimentos complementarios en un momento del día de mayor calma; para aprender juntos y aceptar este proceso de adaptación con el mayor tiempo y tranquilidad posible. No es algo sencillo, hay que tener paciencia, observar al bebé y no obligarlo a comer sino lo desea. Es fundamental entender las primeras comidas como una introducción a un nuevo método de comer y no como un sustituto de la lactancia materna. Por esto se aconseja dar el pecho antes de cada comida, para asegurar continuidad en el volumen de leche y que el bebé reciba lo nutrientes que necesita, al mismo tiempo que aprende a comer otras cosas.

Al principio es importante ofrecer un solo alimento nuevo por vez (no una comida mezclada) para asegurarse que su bebé no sea alérgico o que su organismo rechaza un alimento, y de ser así poder distinguir cual es; lo que no ocurre cuando se mezclan los alimentos. Una vez que su bebé acepte el alimento y se acostumbre a él, esperar al menos, una semana para introducir otro.

Los alimentos deben estar preparados de la forma más natural posible. Sin agregado de azúcar ni sal. Dejando que conserve su gusto original. Esto va a ayudar al bebé a acostumbrar su paladar y a evitar posibles caries a futuro por exceso de azúcar.

La madre puede mezclar un alimento ya probado y aceptado, y tener en cuenta que debe quedarse a su lado o pedirle a un adulto responsable cuidar del niño hasta que aprende a comer, es fundamental que este al pendiente constantemente para evitar posibles inconvenientes.
Con respecto a la elección de los alimentos hay infinidad de opciones, desde la banana pisada, pan, verduras, frutas, hasta la carne.

Evitar, en cualquier edad de niño, alimentos industrializados, ya que su preparación es heterogénea y contienen conservantes y químicos para su elaboración.

Entre los alimentos que deben evitarse hasta el año de edad, se encuentran: La leche de vaca, ya que pude causar alergias y el bebé que toma pecho no lo necesita; el huevo también puede provocar alergias. Evitar los frutos secos, ya que son muy dulces y pueden pegarse entre los dientes y provocar caries. Aún después del año es mejor darlos en forma limitada. Evitar alimentos con mucha sal y con excesos de azúcar como la miel, que puede tener esporas de botulismo que los sistemas digestivos e inmunes de los bebés no tolerarían, además no tiene prácticamente ningún nutriente y contiene mucha azúcar. También hay que evitar, en lo posible, jugos altamente azucarados, que reemplazan la leche materna. Aún después del año, el exceso de jugos puede dar lugar a problemas de nutrición.

Éstos y otros consejos deben ser conversados con el médico/pediatra y teniendo en consideración la edad de cada bebé y estado particular del mismo.

Recordar que cada niño es único es la primer fase para atravesar una adaptación lo más feliz y placentera posible para él.

La alimentación complementaria, es hoy, un tema que se sigue debatiendo y estudiando (aunque ya se sabe bastante al respecto) ya que esta ligado, además de la alimentación propiamente dicha, a las diferentes culturas que marcaron formas de vida, costumbres e ideologías. Cada una debe respetarse y apoyarse en los diferentes ámbitos y en particular en los servicios médicos para ir, padres y agentes de salud, de la mano en el proceso de crecimiento de cada niño.

María Luz Baschong Puericultora
www.facebook.com/LaTetadeMama
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