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El debate sobre las tareas escolares y su utilidad

El debate sobre las tareas escolares y su utilidad

El debate sobre las tareas escolares y su utilidad. Recursos educativos.

Actualmente, varios países del mundo están llevando adelante un debate en torno a las tareas escolares, debido a que no pocos expertos en educación cuestionan cada vez con más vehemencia la inutilidad de esta práctica tan arraigada en las rutinas escolares, incluso se señalan sus perjuicios. A tal punto, que la propia OMS se ha involucrado en el tema y aconseja a los establecimientos ajustar sus demandas de actividades para el hogar, debido a que se ha comprobado ampliamente el estrés que genera en los jóvenes.
La incidencia de los deberes sobre la salud aumenta a medida que los alumnos crecen, de acuerdo a uno de los últimos estudios llevado a cabo por este organismo internacional, encuestando a jóvenes en edad escolar, en el que han participado unos 11.000 estudiantes españoles. A los 11 años, un 34% de los niños y un 25% de las niñas afirman sentirse presionados por los deberes. A los 13, las mujeres (un 55%) pasan por delante de sus compañeros masculinos (un 53%) cuando se les pregunta si las tareas escolares les provocan estrés. A los 15 años, cuando ya están terminando la educación obligatoria, un 70% de las mujeres dicen sentirse angustiadas por los deberes frente al 60% de los hombres. Eso coloca a los españoles, que según la OCDE dedican una media semanal de seis horas y media a hacer trabajos escolares fuera del horario del colegio, como los cuartos más estresados de Europa (por detrás de malteses, escoceses e islandeses).
La OMS advierte: “El estrés relacionado con el colegio tiende a ser padecido por jóvenes con elevados niveles de presión escolar y se caracteriza por un incremento de comportamientos que ponen en riesgo la salud, más frecuentes problemas de salud (dolor de cabeza, dolor abdominal, dolor de espalda y mareos) y síntomas psicológicos, como sentirse triste, tenso o nervioso“. Los elevados niveles de presión escolar están también asociados con una autopercepción de la salud más baja y peor satisfacción con la vida.
Lo que más se cuestiona de las tareas es su carácter repetitivo y muchas veces, su carga excesiva. No sería tan grave si se ajustara la cantidad de tarea encomendada a los alumnos, adaptándola a su edad y capacidad, y si realmente se les diera las herramientas necesarias para solventarlas por ellos mismos, sin perjuicio de recibir acompañamiento de los padres. La tarea viene a complementar ciertas falencias, como que las jornadas escolares no son suficientes para que el docente desarrolle todos los temas del programa, lo que hace que sean los padres que terminen con la carga de explicar lo que los niños no comprenden, cuando no realizan las tareas ellos mismos. Esto agrega una carga de estrés importantes a los niños y sus padres, generan tensiones en el ámbito familiar y quita tiempo a la ya vapuleada relación padres-hijos, que cuentan con poco tiempo libre para disfrutarse mutuamente. Son generadoras de conflictos y castigos, y demás generan desigualdad, ya que no todos los padres tienen la misma capacidad y conocimientos para ayudar a sus hijos – o tiempo –.
El abuso de estas tareas y su acumulación en las diferentes asignaturas provoca que muchos alumnos se desmotiven, y genera malestar hacia la escuela, haciendo que pierdan cada vez más el interés.
Al mismo tiempo, los países que mejor califican en las pruebas internacionales de nivel educativo, han demostrado que con pocas tareas o ninguna, logran superar en distintos aspectos al nivel alcanzado en aquellos países donde la tarea es indiscutible.
Se cuestiona también el tipo de tarea encomendada, ya que si se tratase de ejercicios creativos y motivadores, seguramente darían mejor resultado en cuando afianzar conocimientos y a que los niños sean capaces de realizarlos solos.
No necesariamente abolir los deberes implica que los padres no se involucren en la educación de los hijos ni que los alumnos no sean estimulados a tener responsabilidades y autonomía. De hecho, la tarea escolar tal como se ha implementado hasta ahora, termina siendo más un trámite tedioso que un camino hacia esos fines, que bien pueden alcanzarse de otra manera, o con tareas mejor pensadas y planteadas de forma diferente.
Los deberes impiden dedicar tiempo al juego y a relacionarse con otros niños, a realizar extraescolares que les gusten como un deporte, música, o cualquier otra actividad que los enriquece enormemente. Vivimos en una sociedad excesivamente competitiva, y trasladar esto a los niños restándole tiempo de ocio que en su caso es tan importante para su desarrollo, más que sumar, quita.
Por eso, animarse a plantear la necesidad de quitar los deberes escolares o adaptarlos para que sean más eficientes y enriquecedores, es un debate necesario entre docentes y padres.
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