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Niños procesando el divorcio

Los niños son curiosos y a partir de la adquisición de la palabra, comienza la etapa de las mil preguntas por qué?, cómo?, dónde?, preguntas que se formulan desde el enorme deseo de saber.

Uno de los temas que convocan esta curiosidad y que requiere de la intervención adulta para acompañar en un proceso afectivo muy importante, es el divorcio.

Como en todos los temas que tratemos con nuestros hijos es importante hacerlo desde la honestidad personal, respetando los límites del sentido común y apuntando hacia una orientación saludable para su desarrollo.

En relación al tema de la separación y el divorcio es muy importante resaltar la responsabilidad de los adultos en la decisión tomada, despejando cualquier posibilidad de que los niños puedan sentirse culpables de esta situación. Asimismo, debemos ser cuidadosos de los términos que empleamos para explicar la finitud del amor.

Es frecuente que cuando una pareja decide separarse, expresen a sus hijos que “ya no se aman”. En niños pequeños es sugerible no emplear esta expresión puesto que podemos generar la duda angustiante de que tal vez el amor de sus padres hacia él también pueda terminarse.

Se trata de explicar las variaciones del amor, dejar traslucir la complejidad de las relaciones adultas de parejas, diferentes a las parentales y entre niños y jóvenes. Una vez manifestada la decisión de la separación, resaltando que así como en algún momento creyeron que lo mejor era vivir juntos, ahora consideran que lo mejor es vivir separados, resta dar garantías de cómo continuará la vida de los pequeños.

Para ello debemos contarles cómo sigue su vida afianzando los datos más seguros:

– Sus padres siguen siendo sus padres y continúan amándolos como siempre

– Continuarán yendo a la misma escuela y teniendo a sus amigos

– Se expondrá cómo será el régimen de visitas, siendo en este punto muy cuidadosos de lograr la estructura más tranquilizadora para los niños y no consecuencia de egoísmos y peleas de adultos

Una vez transmitida toda esta información y con la sucesión de los días, es importante acompañar a los hijos en el duelo que esta separación conlleva, al proceso de elaboración y adaptación a la nueva situación familiar.

Espacios: Es frecuente la pregunta de niños y adultos acerca de cuál es la casa de los hijos frente a la separación de los padres y cómo organizar el espacio en la nueva casa. Cada niño irá organizando su propio vínculo con cada uno de los espacios que se le plantea entre la casa de su mamá y la casa de su papá, conforme elabore el proceso de separación y comience un nuevo ciclo a partir de la misma.

En líneas generales es aconsejable que en cada una de estas opciones cuente con un espacio propio. Se trata de dar lugar a la sensación de seguridad que el espacio propio propone, en el que dejar aparecer lo más singular de cada uno: sus objetos, sus costumbres, su orden, sus gustos y sus centros de interés.

Si la estructura lo permite es aconsejable una habitación propia para los hijos, y si esto no fuera posible, armar un espacio de pertenencia con los recursos que estén a mano: un biombo que limite el territorio, unos estantes que inviten a exponer objetos personales, fotos propias y la sensación de que alguien espera por ellos allí.

Cuando la edad de los pequeños lo permite, podemos contar con ellos para ver cuáles son sus necesidades, pero de ninguna manera podemos intentar colmar el vacío a la que la separación los enfrenta con objetos o con la competencia entre padres y madres del mejor lugar físico para sus hijos.

Se trata de brindar un clima de familiaridad y respeto por la singularidad de cada uno, favoreciendo a que los pequeños armen su idea de hogar, establezcan sentimientos de pertenencia y construyan de esta manera su identidad.

Las claves para enfrentar este tiempo son:

– dar lugar al diálogo, poder responder a todas las dudas, todas las preguntas que se susciten a partir de esta presentación y dar seguridad a cada uno de un espacio propio, no físico, sino el lugar que cada uno de esos pequeños ocupa dentro de la dinámica familiar.

– establecer normas claras de organización: nuevos horarios, pautas a seguir, cosas que compartir, que dan lugar a nuevas prioridades y re ordenamientos. Se trata de un proceso de adaptación que se irá articulando, que como todo proceso tendrá desacuerdos, desencuentros que irán revisando y ajustando teniendo en cuenta la opinión y los sentimientos de cada uno.

Es esperable que todos estos elementos sean trabajados por los adultos y no delante de los chicos, para no desautorizarse mutuamente y así favorecer el clima de tranquilidad y seguridad que toda familia necesita para crecer y vivir el día a día lo más felices posible.

Por Lic. Marisa Russomando, Psicóloga (MN) 23189, www.marisarussomando.com.ar , Directora de Espacio La Cigüeña.

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