Saltar al contenido

Cómo clavan
los otoños
sobre mis sienes
y el corazón me duele todavía.

Quisiera,
por instantes,
acurrucar mi alma
al fuego encendido por mis niños
y contarles mis penas
mis secretos fracasos,
pero no me está permitido.

Fin

Califica esta entrada

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *