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Esa mano pequeñita
que suavemente te aprieta.

Sus ojitos, su mirada limpita
arrancan de tu pecho,
emociones.

Esa mano pequeñita
que corre y te alcanza,
no la dejes solita.

Es tu respiro, es tu sueño
y tus horas locas.

Esa mano pequeñita,
que te aprieta el alma,
no la dejes solita.

Fin

Poesía sugerida para jóvenes y adultos.

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