Gente de poca monta pueblan la tierra.
Desde siglos y siglos se lamentan,
con poco ingenio se quejan.
No aman a la vida,
¿Sufren o fingen que sufren?
¿Por qué te quejas tanto?
¿Acaso no estás viviendo?
¿No comes todos los días?
¿Pasas frío? ¿Duermes en la calle?
¿No vives acompañado?
Entonces…
¿Por qué tantas quejas?
¿Tantos sufrimientos para qué?
¿No tienes delante de ti años de vida posible?
Además si tanto te quejas
¿Por qué no preferir la muerte?
Deja de rascarte las heridas,
uno no se rasca sin avivar la pena.
Y no grites tanto, habla…
Pon palabras a esas penas,
y ya no serán penas,
Serán palabras…
Habla con voz quieta,
ella te escuchará,
porque en las palabras está la voz.
Fin