Presumía una cangreja
atravesando la ría,
del moño que se había hecho
en una peluquería.
Se reflejaba en las olas
y se miraba coqueta,
pensó si volver de nuevo
para hacerse una coleta.
Pero estaría más guapa
si se hiciera permanente,
pensó luego la cangreja
llevada por la corriente.
Un brillante caracol
su peinado reflejó,
“si me cortara las puntas…”
de nuevo otra vez dudó.
Estaría mareada
si me lo hubiera trenzado,
si me hubiera dado mechas
lo tendría anaranjado
Y así estaba la cangreja
dudando si su peinado,
era el mejor elegido,
o si era el más adecuado.
Pero dijo un bogavante:
“hay que ver!, ¡qué guapa estás!”
y contenta la cangreja,
ya nunca volvió a dudar.
Fin
Poema sugerido para niños de siete a nueve años.
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