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Evolución de la educación en Argentina

Evolución de la educación en Argentina

Todos sabemos que la educación es por excelencia un derecho prioritario del ser humano, ya que a través de ella se adquiere las condiciones y capacidades necesarias para vivir en sociedad.

Pero no siempre la educación estuvo organizada formalmente como en la actualidad, ya que en los primeros años de poblamiento del actual territorio argentino (alrededor del año 1550), la educación estuvo centrada en la escolaridad primaria a cargo de las órdenes religiosas (franciscanos, dominicos y más tarde jesuitas) y basada en la evangelización y el uso del idioma español con carácter obligatorio.

Se cree que quizás haya sido durante la gobernación de Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) cuando se establecieron las primeras escuelas.

En 1613 se funda la primera universidad del país: la Universidad de Córdoba, a manos de jesuitas y dominicos, sustentada en una concepción filosófica aristotélico–tomista (metodología especulativa y deductiva) interpretada desde la perspectiva cristiana por Santo Tomás; proponiéndose como objetivos formar al alto clero y a la burocracia colonial.

Entre 1700 y 1800, la burguesía criolla adopta los ideales de la Ilustración, y la educación se orienta hacia el comercio, la marina, la agricultura y los oficios, con carácter práctico y utilitario.

Ya para esta época, habiendo logrado la emancipación y ante la carencia de profesionales de la educación, se implementó el sistema lancasteriano (el Gral. San Martín fue uno de sus defensores) que se apoyaba en “alumnos monitores”. Se trataba de la designación de alumnos escogidos entre los más adelantados, que se ocupaban de conducir el aprendizaje de sus pares, de aquellos conocimientos adquiridos previamente.

El rol de maestro se modificaba, ya que la práctica de la enseñanza se daba por intermedio de estos “monitores” que pasaban a ocupar el lugar del que enseña; no obstante, era una educación memorística sustentada en una férrea disciplina. En el discurso lancasteriano, la distribución de la vigilancia se caracteriza por un nuevo ordenamiento.

El alumno sufre una operación de desdoblamiento entre «a quienes es delegada la transmisión del saber y quienes aprenden», debido a que el alumno pasa a ocupar el rol del maestro, que tiene otro rol: el de supervisar un sistema de aprendizaje complejo.

Método Lancasteriano:

Joseph Lancaster (1778 –1838) fue un cuáquero inglés y reformista de la educación pública La Sociedad Religiosa de los Amigos, generalmente conocida como los cuáqueros o amigos, es una comunidad religiosa disidente, fundada en Inglaterra (1652) por George Fox (1624–1691); y aunque ellos mismos se llamaron amigos, el pueblo los llamó Quakers o tembladores (quake = temblor en inglés), debido a que en sus reuniones era común que temblaran durante sus silenciosas reflexiones.

-No tienen un credo oficial, pero son considerados una de las Iglesias de Paz históricas.

-En 1947 se otorgó a la Sociedad de Amigos, el Premio Nobel de la Paz por su obra en pos de los derechos humanos, la Paz y la reforma social.

-Una de las creencias más peculiares del cuaquerismo, es la convicción de que cada persona lleva algo de lo divino dentro de sí; por ello puede tener un contacto directo con la divinidad, sin necesidad de recurrir a sacerdotes ni a sacramentos.

-Defienden la justicia, la vida sencilla, la honradez estricta y el pacifismo.

-Cuestionan la religión establecida, evitan la pomposidad y la guía sacerdotal.

-Rechazaron la esclavitud desde su aparición en Inglaterra.

-Fueron los primeros que la condenaron en los Estados Unidos, incluso antes de la independencia de ese país.

-En Inglaterra apoyaron el movimiento antibelicista aún en momentos de gran apoyo nacional a los esfuerzos de guerra.

Lancaster escribió Improvements in Education (Mejoramientos en la Educación) en 1803 y después viajó a los Estados Unidos para conferenciar y promover sus ideas. El sistema alcanzó su mayor punto de popularidad en la primera década del siglo XIX y en 1808 vio la creación de la «Sociedad para Promover el Sistema Lancasteriano para la Educación de los Niños Humildes».

Pese a su éxito inicial, las escuelas lancasterianas pasaron bajo una importante suma de críticas. Los logros que obtenían solían ser pocos y la disciplina a la que se sometía a los niños era severa, incluso bajo los estándares contemporáneos. Pese a que Lancaster aparentemente rechazaba los castigos corporales, se maltrataba a los niños atándolos o incluso encerrándolos en jaulas.

Con el tiempo, Lancaster fue excluido de la sociedad por varias causas, incluso la de maltrato. Si bien la Sociedad tendría mucho éxito a principios del siglo XIX, la menguada popularidad de los “métodos de enseñanza mutua ó alumnos monitores” durante las décadas de 1820 y 1830, significaron que el cuerpo pronto se convirtió en una Sociedad educativa convencional.

Sus seguidores establecieron escuelas en MONTREAL (Canadá), NUEVA YORK (EE.UU), NYON (Suiza), CARACAS (Venezuela), BOGOT (Colombia), QUITO (Ecuador) y en LIMA (Perú). Falleció en Nueva York, y al momento de su muerte, había entre 1200 y 1500 escuelas establecidas bajo sus principios.

Sus métodos habían sido apropiados por la Iglesia Católica. Existe sólo una escuela lancasteriana en todo el mundo, construida mediante las especificaciones exactas de Lancaster. Se encuentra en el Museo Escolar Británico, en Hitchin, Hertfordshire, Inglaterra.

* Diego Thompson introdujo el sistema lancasteriano en el Rio de la Plata. Llegó a Buenos Aires en 1818, en un viaje desde Liverpool que duró tres meses, como representante de la Sociedad Bíblica Británica y del sistema educacional de Lancaster. El afán ilustrado de Rivadavia era coherente con el apoyo de estas iniciativas que se mantuvieron vigentes hasta la década del 60.

CARACTERÍSTICAS:

• Actividad permanente: el niño que se entretiene no molesta (razones disciplinarias, no psicológicas)

• Contenidos: orden, lectura, escritura, gramática, dibujo, costura y canto.

• Didáctica: mecánica, repetitiva, memorística.

• Eliminación de castigos corporales. Castigos morales (orejas de burro)

• Los monitores, tendían a abusar de la «situación de poder», transformando la clase en una especie de cuartel.

• Se ha señalado que el sistema era conveniente para la enseñanza elemental, pero ponía en evidencia visibles limitaciones cuando los temas avanzaban en complejidad.

• Además, alejaba al niño del maestro.

• Otras críticas, provendrían de sectores católicos, que acusaban al sistema de difundir el uso de la biblia protestante, lo cual se interpretaba como un abuso de confianza, dado que los sacerdotes católicos habían prestado su apoyo.

Simón Rodríguez (1769-1854), maestro de Bolívar, gran filósofo y educador venezolano, criticó el sistema lancasteriano por su método memorista y su rígida disciplina. De espíritu russoniano, Rodríguez consideraba que los niños debían preguntar y no repetir, para obedecer a la razón y no a la autoridad. En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas le da un puesto como profesor en la “Escuela de Lectura y Escritura para niños”. En 1794 presenta un escrito crítico “Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento”.

En esta escuela tiene la oportunidad de ser el tutor del futuro Libertador Simón Bolívar. Fuertemente influenciado por “El Emilio” de Jean-Jacques Rousseau, Simón Rodríguez desarrolla una revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo de las nacientes naciones americanas. El mismo Bolívar en una carta al general Santander en 1824, decía que su maestro «enseñaba divirtiendo».

Este espíritu que intentaba romper con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español, se reflejaría en toda su obra y el pensamiento. En ese año establece su primera escuela-taller en Colombia y en 1826 en Bolivia; trabajando siempre como escritor y educador. Muy importante es su trabajo titulado “Sociedades Americanas”, dividido en varias ediciones publicadas en Arequipa (1828), Concepción (1834), Valparaíso (1838) y Lima (1842).

El texto insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase: “La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos.” Otra obra importante fue “El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas” (1830), un alegato sobre la lucha social que emprendería Bolívar en esa época. En los años finales de su vida dio clases en varios colegios de Quito y Guayaquil (Ecuador); debido a un incendio que azotó esta ciudad, gran parte de su obra quedó hecha cenizas.

En el año de 1853 emprende su último viaje rumbo a Perú al lado de su hijo José, y Camilo Gómez, un compañero de éste. Gómez lo asiste en su muerte en el pueblo de Amotape. Sus restos son trasladados setenta años después al mausoleo de Perú, y luego a su Caracas natal en donde reposan hoy en día en el Panteón Nacional desde 1954. Conocido en su exilio de la América española entre 1806 y 1823 como Samuel Robinsón, Arturo Uslar Pietri escribió una biografía novelada sobre Rodríguez, publicada en 1981: “La isla de Róbinson”. En esta primera entrega hemos visto como se inicia la educación formal en nuestro país y en varios países de América.

También algunos educadores y reformistas que colaboraron con ese primer paso, en este largo camino en la evolución de nuestro sistema educativo.

En la segunda, continuaremos desempolvando la historia, con los grandes protagonistas de esa evolución, sus concepciones filosóficas y legados.

Hasta entonces.

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