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Instantes. Julio Casati, escritor y locutor argentino. Historias de vida. Cuentos para padres. La historia de alguien que lucha por ser él mismo.

Su vida era tranquila hasta el momento. Al menos eso pensaba, pero si se paraba a analizar todas las cosas importantes que hacen que toda persona sea feliz, se daba cuenta que él no las tenía.

Que su vida no era normal, sino diferente, con problemas obstáculos y situaciones que hacían que no fuese del todo feliz, ya que dada la edad en la que se encontraba él no se veía igual que los demás.

No pensaba ni sentía lo mismo que otros, ni se comportaba igual, incluso se sentía más maduro que los demás y se preguntaba ¿Cómo puedo sentirme mayor que mis amigos si tengo la misma edad que ellos? Ante esta situación que marcaba su vida diariamente, ese sentimiento de diferencia, y su forma de pensar, él intentaba salir adelante, fingir ser como no era y comportarse con los demás como realmente no quería, como sus sentimientos no le indicaban.

Ante todo se sentía confundido, creo que rechazado, y seguramente apartado del grupo que pensaba que lo apoyaba, ese grupo de amigos que se supone que están contigo, que te ayudan y apoyan cuando eres pequeño y que crees que siempre tendrás en tu vida, pero que al final te das cuenta que no es así, que las amistades que piensas que nunca podrás perder acaban perdiéndose, como casi todas las cosas bonitas o alegres que encuentras en tu infancia, las que marcan, las que importan, las que piensas que nunca dejarán de existir, pero que en el momento menos esperado dejan de estar ahí y rompen con la ilusión de que nunca acabará, de que siempre durará, pero que al final te das cuenta que es lo mejor.

Su infancia marcada por todo esto, fue muy dura, el rechazo de quienes pensaba que le querían, sus amigos claro, ya que su familia siempre lo apoyó, y hasta el momento sigue apoyándolo y seguramente lo apoyará.

Con sus buenos y malos momentos, sus rechazos y apoyos, su diferencia con los demás fue creciendo y madurando, dándose cuenta de muchas cosas, alguna de las cuales ya sabía y otras que aprendió. Al entrar en la nueva etapa pensó que todo cambiaría, que todo mejoraría, ya que las personas madurarían y dejarían de hacerle daño, pero fue dándose cuenta que eso no era así, que aunque la madurez apareció en algunas personas todo eso seguiría igual, seguiría siendo el objeto de burla, del que siempre se reían, el que nunca decía nada, solo se dejaba hacer, ante todo esto apareció un gran problema el que nunca reconocerá y que siempre le marcará, solamente dejará de hacerlo cuando desaparezca, cuando deje de existir, cuando vea que eso ya no es así.

El nuevo problema se unió a los antiguos y todos crearon una bomba que explotó, con la que empezaría a reivindicar, a quejarse, y la que haría que rompiese con todo lo anterior, con todo lo que le marcó y de lo que nunca podría ser libre. Ante esta situación de explosión dejó de ser quién había sido, el que siempre había fingido ser, hizo que los demás supieran lo que había sentido, lo que sentía y lo que nunca podría dejar de sentir, ya que nunca lo olvidaría.

A partir de todo esto se le empezó a tratar como se merecía, como él siempre se había portado con los demás, y entonces fue cuando empezó a luchar, cuando sus palabras poco a poco se fueron volviendo importantes, cuando pasó de ser un pequeño animalito que tenía miedo a defenderse, a luchar, a plantar cara a los problemas que se le venían encima, a las personas que le intentaban utilizar y a los que hacían que se sintiese como la cosa más insignificante del mundo, así pasó a ser un gran animal, un defensor, su propio defensor, el que se protegería y el que haría que todo se acabase.

Que todo dejase de ser como era, que pasase de ser insignificante a ser importante como realmente tenía que ser, como se merecía y como los que le demostraron su cariño de verdad hicieron que se sintiese, como una de las personas más importantes para muchas otras, las que nunca le abandonaron, las que nunca le han abandonado, las que piensa que siempre estarán ahí y que nunca le abandonarán.

Gracias a esas personas se convirtió en quién debía de haberse convertido hace mucho tiempo, en quién realmente tenía que ser, en sí mismo, en su propia persona, en quién es y en el que con el tiempo seguirá siendo. Ahora todo le va mejor, con sus problemas como todos, y sus alegrías, con unos o sin otros, a los que quiere y ya no están, a los que le ayudan desde cualquier lugar, a los que se encuentran y día a día hacen que se vaya superando, que vaya creciendo, que se sienta querido, útil, que se sienta como todos se sienten, persona, como debería de haberse sentido hace mucho tiempo, como cree que se merece.

“Pienso que la reflexión es buena a veces, otras no, pero ésta hace que el recuerdo no sea perdido, que algo tan importante no sea olvidado, algo como tu vida, tus momentos, tus recuerdos. Por eso al recordar sientes, vives, anhelas o no los tiempos pasados, los tiempos perdidos para algunos, los tiempos que jamás seré capaz de olvidar”.

Fin

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