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Tapones especiales es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestro escritor de cuentos Sergio Mercado Ruíz. Para niños a partir de nueve años.

Anabel Ezcurra era morena e iba siempre repinada. Se sentaba tres pupitres a la derecha de Lozano Torres y, a pesar de su mal humor, era la princesa de la clase.

Vivía en una casa con un montón de habitaciones, cocina grande, patio y garaje para tres coches.

Tenía un padre que la iba a buscar al colegio los viernes por la tarde y una madre y una hermana mayor que regentaban la peluquería de la plaza del barrio. Lozano Torres siempre creyó que aquella niña era especial.

Tenía toda la colección de muñecas del mundo sin estrenar "para no estropearlas" accesorios incluidos. Además siempre vestía de un modo impecable y no heredaba ropa de nadie. Ni se despeinaba ni se manchaba nunca y merendaba pastelitos de mermelada de fresa con cromos de mascotas.

Una tarde de jueves, después del colegio, Anabel estaba como de costumbre en la peluquería de su madre sin nada que hacer "las princesas no van solas al parque" cuando vio a través de los ventanales llegar al parque de la plaza a Celia Santiago y a Lozano Torres.

La niña llevaba bajo su brazo su pelota roja y el niño una bolsa repleta de tapones. "Otra vez que no les dejan jugar a fútbol, a ver qué se inventan…" dijo con desprecio para sí misma Anabel recordando que ella tenía juguetes y amigos de sobra como para no aburrirse y que si no estaba ahora mismo jugando era porque "las princesas no jugamos a fútbol".

Celia sacó de la bolsa de su compañero un buen puñado de tapones e hizo dos montones. Se agenció los rojos mientras Lozano Torres se conformó con varios azules e improvisaron un partido en la arena usando una piedrecita roma como balón y los tapones como sufridos jugadores. "¡Qué sandez! son tan pobres que ni tienen juguetes" mientras Anabel se regocijaba Lozano Torres gritaba alegre su primer gol y Celia improvisaba una entrevista al tapón goleador.

Tan importante fue la victoria del equipo azul que hasta hicieron un pasa calles y una recepción oficial por el tapón presidente (uno enorme de suavizante para ropa que Celia había encontrado en la bolsa). "¡Qué ignorantes! mis tapones seguro que recibirían a los campeones en un lugar con más estilo y no en un montón de arena!" pensaba Anabel mientras se asomaba ya sin disimulo para ver los juegos de sus compañeros.

Al poco unos cuantos tapones eran piratas y otras amazonas y luchaban por el espacio marítimo, después pilotos de motos e hicieron carreras, después… Anabel hizo un somero repaso mental a sus juguetes. Sus muñecas limpias e impolutas con multitud de accesorios no eran capaces de hacer tantas cosas. Recorrió la peluquería en busca de tapones y únicamente encontró varios pequeños y marrones de botes de agua oxigenada tirados en la basura. Aquellos no servían, ella quería los azules o los rojos que tantas cosas hacían…

Vio un bote de perfume caro en uno de los estantes con un precioso tapón de cristal y una bonita cinta púrpura y en un descuido de su madre lo desenroscó y se lo metió en el bolsillo "Es la princesa de los tapones, en cuanto lo vean me lo cambiarán por los que yo quiera" y decidida abandonó la peluquería y se fue directa al parque sin que ni su madre ni su hermana la echaran en falta.

Celia y Lozano Torres reían en la arena de alguna de sus ocurrencias, ya habían recogido los tapones y se disponían a irse. Anabel sacó del bolsillo su tapón, brillante y radiante.

-Os lo cambio por los tapones rojos y azules-dijo de sopetón Lozano Torres se sintió abrumado, pocas veces Anabel quería hablar con él

-No podemos cambiártelos-empezó a hablar Celia- porqué…

-Lo entiendo ¿queréis más? mi madre tiene muchos frascos de perfume, puedo traeros los que querías… -Es de cristal, y solo recogen tapones de plástico, los necesitan para pagar la silla de…

Anabel sintió una profunda desazón, aquellos tapones que tantas cosas hacían no eran juguetes mágicos eran los que recolectaban en el centro cívico para ayudar a una familia desafortunada y su tapón no servía ni para eso.

El abuelo de Lozano Torres hizo un gesto desde lo lejos, el centro cívico había abierto.

Fin

Tapones especiales es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestro escritor de cuentos Sergio Mercado Ruíz. Para niños a partir de nueve años.

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