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La Libélula Bancaria. Cuentos de la abuela

La Libélula Bancaria. Cuentos de la abuela

La Libélula Bancaria. Cuentos de la abuela. Cuentos infantiles para dormir

La tarde era calurosamente sofocante, se manifestaba en los cuerpos una picazón producida por los fuertes rayos del sol, sin vacilar.

Crucé rápidamente la avenida atestada de carros, alborotada por el bullicio de los vendedores ambulantes de minutos de celulares, paraguas, refrescos, helados y tantas otras cosas que no se alcanzaban escuchar con claridad y tenia que adivinar en aquella algarabía.

Justo al frente de la acera en enormes letras se leía «BANK» sus llamativas letras rojas y doradas hacían de esa calle tan corriente algo diferente.
Me acerque y una enorme puerta se abrió a mi paso, «ufff» de delicia… allí todo era diferente, el aire era naturalmente fresco y la cara sonriente de las personas invitaba a olvidarse el mundo exterior.

Recorrí con la mirada la enorme estancia de sillas rojas perfectamente organizadas de manera semicircular, sin dejar de reparar en las enormes y rápidas filas de los usuarios, impulsivamente tome un folleto de una ranura de cristal que me disponía a llenar, pero mi mirada quedó fija en una hermosa silueta que recorrió la oficina.

Era esbelta, delicada, suave, sacudí mi cabeza hacia los lados a manera de negación, para despertarme, pero no era un sueño, todo era real.

La vi. Caminar «si así se le pueda llamar a esa danza de su andar cadencioso» y perderse tras una muy diminuta puerta en la que se miraba un rotulo:»gerencia»

Recordé entonces las historias contadas por mi abuela materna, sobre la bondad de ese místico ser y como visita estos lugares en cortas temporadas o cuando tiene alguna misión divina por cumplir.
Aún mis ojos continuaban sin dar crédito a lo que habían visto, busqué desesperadamente ayuda, pues tenia que entrar a esa oficina, algo muy extraño me impulsaba, mi corazón palpitaba aceleradamente, me enrojecí a pesar de ser morena, al percibir que todos los presentes me miraban con cara de asombro.

Pregunté a todos por todas partes pero no obtuve respuesta alguna, nadie me entendía.
Decidí entonces acercarme a la puertecilla y de repente estaba adentro sin explicar cómo sucedió, lo extraño es que todo me parecía mucho mas enorme.

¡Ay! que hermoso esta todo. Exclamé emocionada. Era un enorme pasillo con flores y rosas de varios colores, era tan especial el aroma que allí se respiraba que por un momento creí estar en los jardines del cielo; continué caminando arrobada por tanta belleza y encontré una nueva puertecilla que tenia un hermoso pero a la vez extraño hongo de color tornasol, semejaba el ojo de alguna criatura mística o imaginaria.

Acerqué mi mano para tocarlo y un suave sonido se escuchó en los alrededores, volví la vista y todas las rosas eran blancas y en el aire volaban cientos de mariposas de alegres colores.

¿Qué paso? me pregunté:

Volví a tocar el hongo y un suave trinar llegó a mis oídos, mi corazón se encogió de emoción al mirar que todo el paisaje había cambiado, era simplemente bello, árboles con hojas de colores llenaban la estancia, árboles que en lugar de hojas tenias flores, muchos animales jugueteaban alegres por doquier conejos, cebras, siervos renos etc.

Ya no tenia duda estaba dentro de un libro de cuentos, estaba en los cuentos de mi abuela Yoya.

En uno de tantos con que noche a noche ella me dormía.
Decidí dar riendas sueltas y disfrutarlo todo; «voy a abrir la puerta» me dije, pero al mirar el hongo todo era distinto ahora estaba rodeado por siete flores de diversos colores.

Toqué el hongo y lo giré, pero nada la puerta no se abrió, lo intenté una y otra vez sin obtener respuesta alguna. En uno de los tantos intentos el folleto que llevaba cayó al suelo y una suave brisa lo arrastró hacia el jardín, corrí a recogerlo ya no tenia caso continuar hasta allí había llegado todo agache y estiré la mano para recoger la hoja, cuando escuche una suave canción, era una dulce voz… ¿quién podía cantar tan lindo? y ¿de dónde venia esa canción? ¿Acaso había otra persona allí?; miré a todos lados pero no, estaba sola, retrocedí asustada muy asustada, pero luego la curiosidad fue mayor y empecé a buscar respuestas.

Entonces entre las ramas de una mora vi. Una diminuta casa todo hecha en cristal…era una casa con un hermoso diseño colonial, era tan diminuta que estaba construida sobre una hoja de mora, era la familia grillo, ¿qué cómo lo se? te preguntarás, lo leí en la puertita de entrada «the family grillo»

En su interior parecía que viviera una orquesta, todos cantaban tan armónicamente que quedé extasiada por un largo momento…

Una vocecilla me regresó a la realidad, era una hermosa grillita que al parecer, o así lo creí, iba al colegio, se veía muy orgullosa con su pequeño traje y su rubia crespa cabellera. Llevaba consigo un morral de color rojo que contrastaba con sus enormes ojos azules y saltones.

Con una dulce voz me dijo de nuevo “Buenos días señorita”

– Buenos días- le respondí agregando a la vez mi mejor sonrisa.

– ¿Es usted la nueva asistente o la profesora? ¿vamos a ir a ver hoy el jardín botánico? No, no, no ya se vamos a ir a la el conservatorio musical de colina alta? Gracias, no sabe cuánto me agrada la música, allí todos nos entendemos es tan fácil comunicarnos en el conservatorio y eso me hace inmensamente feliz… acto seguido me hizo una venia y me estiro su tierna manita.

Yo que aún estaba aturdida por el bombardeo de preguntas y aún perpleja musité: soy Lucia y estoy en busca de una gerente muy especial que vi entrar por esa puerta (señalé con mi mano la dirección).

Escuché mi voz algo entrecortada y eso me sorprendió, yo Lucia la que nada, ni nadie podía desequilibras estaba siendo presa de una oleada de sensaciones extrañas, amor, ternura, deseos de ayudar, de dar, de servir, de cantar y bailar a la vez en fin… creí estar al borde de la locura.

Sonrió y me dijo: yo soy Judith y vivo aquí mi mamá es Amny y ella es muy buena para ayudar personas, (acto seguido gritó) Mamita ven por favor, ¿me puedes ayudar con mi nueva amiga?

Casi de inmediato estuve dentro de aquella pequeña casa, ¿Cómo fue eso posible? Aún no lo sé, pero lo único cierto es que había una gran biblioteca que llamó mi atención me acerque y pude ver todos los tomos de mis series favoritas: Memìn y su amable mamá Florinda, Tribilín y sus travesuras, Condorito y su sobrino Conè, Mafalta, Mickey y sus sobrinos, y hasta las de ficción: el fantasma, el llanero solitario, kaliman y su inseparable amigo Solìn, Tarzàn de la selva etc., estaban todas ordenadas; no sé cuánto tiempo transcurrió mientras leía, pero al volver la vista, todos dormían plácidamente.

Me retiré silenciosamente de la estancia, con una grata sensación, entre euforia y añoranza, volví al jardín y divisé un tumulto al pie de una fogata, me acerqué y allí estaba ella, diciendo muy suave aquella retahíla ya conocida.”

Esta era la vieja esta era,
Esta era la que no era,
Esta era la que ponía,
Las tetas de cabecera.

Yo vi matar el gallo,
Yo lo vi descomponer,
Y del buche la sacaron,
30 piedras de moler.

Yo vi matar el gallo
De Florencia,
Y del buche le sacaron,
Tu familia con su herencia.

Pisa garcito
Pisa garzón
Que debajo del palo
Se va el ratón

Esta era una señora casada con su marido y el marido casado con su mujer, que tuvieron tres hijos Juan, Pedro y Diego…como eran tiempos difíciles y no tenían qué comer…decidieron aventurarse e ir a buscar la madre de Dios, empacaron fiambre pal camino y partieron con rumbo desconocido y caminaron por horas y días juntos… pero la suerte no les sonreía; entonces decidieron separarse y tomaron por tres caminos diferentes.

Diego era amante de los animales y buen cultivador de la tierra, camino sin parar hasta que bien entrada la tarde, llego a un palacio en donde la princesa sufría de una extraña enfermedad, causada por el conjura de una malvada bruja por eso todo jardín la princesa miraba, se moría al instante, el rey ofrecía la mitad de su reino a quien pudiera romper ese hechizo, entonces diego recordó los polvos de las habas que había cosechado en el jardín de la abuela de Hans durante la primavera y que habían curado la ceguera de la paloma.

Pidió entonces una audiencia con el Rey y le pidió dejarlo a solas con la princesa, pero pedía que le llevaran a la habitación rosas de todos los colores, y una cantina con agua.

Entonces saco los polvos de habas, y puso un poco de estos en las manos de la princesita, acto seguido le quito el calzado y lavó sus pies y los seco con los pétalos de las rosa, un extraño calor recorrió el cuerpo de la princesa y aparecieron en su cuerpo unas enormes bolas rojas como si fuese varicela, entonces Diego pinchó una a una, cada una con una espina de rosas diferente la cual rociaba con polvos de habas.

La piel de la princesa parecía tener algún tipo de lepra, parecía caerse por pedacitos, diego, la recostó en un sofá y cubrió todo su cuerpo con el resto de los pétalos de las rosas que quedaban, los pétalos comenzaron a brillar con gran intensidad, como si tuviesen luz propia. La habitación se ilumino por completo, la princesa quien había entrado en un sueño profundo despertó, con la piel más hermosa que alguien se hubiese imaginado algún día.

Por un pasadizo secreto que llevaba a los jardines reales, salió del palacio en compañía de la princesa, quien iba con los ojos vendados.

Al llegar al centro del jardín hizo que la princesa tocara cada rosa que a su paso encontraba, y suavemente quito la venda, las flores se alegraron al sentir las caricias nuevas de la princesa Hailyn.

El rey declaro un mes de fiestas, porque su princesa era mágica y ahora estaba sana de todo hechizo, y como si fuera poco, tenían los jardines más hermosos de todo el mundo, el olor que sus rosas emanaban eran como finos acordes, que llenaban el pueblo de paz, amor y felicidad

El rey cumplió su promesa y pagó su recompensa, pero la princesa se enamoró de diego, y la relación fue bien vista por el rey, entonces decidieron casarse.

Diego pidió como regalo, que su familia fuese traída a palacio. Todo estaba preparado para el casorio, Diego esperaba con ansia a sus dos hermanos para contarles la buena nueva, con los polvos cultivados por Diego se curaron también muchos enfermos del reino

Mientras tanto Juan continuaba, caminando y caminando.
Pedro, llego a una chocita en donde había un viejo moribundo, que se quejaba de una manera tan lastimosa, que sus quejidos desgarraban el alma de Pedro, entró sin vacilación en la choza y lo ordenó todo, bañó y aseó al anciano, lo alimentó, y se quedó allí para acompañarle, pasaron así los días, una mañana el anciano le llamó y le confesó que él era el rey de aquellas tierras, que en otras épocas era una rica comarca.

Pero que una extraña peste había acabado con todos, y la ruina lo había acabado todo y él era el único sobreviviente, y que por largos años había estado allí solo llevando el peso de ese castigo, y nunca había recibido ayuda desinteresada de persona alguna, que muchos llegaban en busca de fortunas y riquezas, pero nunca nadie le había brindado amor y tratado con tanta compasión como lo había hecho él.

Entonces le dijo: “como ya estoy a las puertas de mi muerte quiero entregarle esta llave, y pedirle que me acompañes en el poco tiempo que me queda y sea la persona quien se encargue de mi funeral y lleve mis restos a la orilla de la cañada y plante un roble sobre mi tumba, luego regresas a la choza y levantas la cama, escarbas la tierra de encimita y en la puertita que está allí introduces la llave, esa es la fortuna de mi reino, ahora es tuya, agradezco tu buen corazón y sé que tu sabrás administrarla muy bien. Ahhhhh y sigue pensando siempre en el bienestar de los demás, te traerá muchas bendiciones del Cielo.

Cumplió pedro todas las indicaciones del buen rey, regresó a casa lleno de riquezas, y feliz porque sabía que los problemas de su comunidad iban a verse resueltos muy pronto, y que iba poder brindar a los suyos mucha felicidad, tenía ahora la llave de la felicidad, solo esperaba encontrar de regreso a sus padres y hermanos.

Juan, que era el menor de los tres hermanos, llegó a una cascada y se dispuso a descansar allí un rato para volver a emprender el camino, pensaba siempre en sus hermanos y en lo solos y preocupados que estarían sus padres sin recibir noticias de ellos, pero a la vez sabía que no iba a regresar a casa con las manos vacías y como buen hijo y hermano que era, tenía la convicción de hacer lo correcto siempre, era esta una enseñanza de su padre; extrajo de la mochila su merienda y se sentó en la raíz de un enorme árbol a orillas del rio, comió y se quedo profundamente dormido.

Al despertar, tenía su rubia cabellera muy enredada, afanosamente busco su peine entre los bolsillos de su ya gastado pantalón gris, pero al tratar de desenredarse el cabello su peine cayó al agua; intento arreglar sus cabellos con los dedos, mojándole con agua etc., pero todas los intentos fueron imposibles, su cabello era una maraña, así que comenzó a buscar la manera para recuperar su peine, pero por más que aguzaba la vista no lograba verlo por ningún lado, entonces se puso a llorar desconsolado, una enorme lagrima cayó al agua y de inmediato salió de la profundidad una hermosa Hada y le dijo:

– ¿Porque lloras tan amargamente? ¿puedo acaso ayudarte en algo?

Juan sacudió la cabeza, en pocas palabras le conto su aventura y lo desconcertado que estaba, por no saber nada de sus otros dos hermanos, y agrego:
– “Y sin explicación mi cabello se ha vuelto una maraña que no puedo desenredar, porque mi peineta se ha caído al fondo y yo no sé nadar”.

Eso no es problemas repuso el Hada yo iré por ella, y acto seguido se sumergió, al poco tiempo salió trayendo una peineta de oro y le pregunto:

– ¿Es este tu peine?; a lo que recibió una rotunda negación de Juan, volvió el Hada al fondo y trajo una peineta de plata, esta vez Juan volvió a responder negativamente a su pregunta: ¿Es este tu peine?; y así paso con un peine de Diamantes, uno de Rubíes, uno se Perlas, uno de Zafiro, uno de Esmeraldas.

– Hasta que por fin saco el Hada del fondo, un viejo peine al que le faltaba un diente y sin que el Hada preguntara Juan exclamo emocionado ese es mi peine, el Hada le pregunto: ¿estás seguro? mientras se lo ofrecía, y el sonriente lo tomo y agradeció con gestos de amabilidad al hada, esta le dijo a Juan espera aquí, y regreso al fondo de la cascada.

– Al regresar traía todos los peines, los entrego a Juan como premio de su honestidad y buen corazón.

– Juan pensó entonces, que ya era hora de volver a casa, que si vendía los peines iba no solo poder ayudar a sus padres y hermanos sino también a todos los del pueblo.

Al llegar al pueblo encontró un carruaje con su conductor que lo llevó al palacio del rey donde se casaba su hermano Diego, y estaba toda su familia festejando felizmente.

Entre todos los hermanos aportaron para solucionar los problemas del pueblo y todos se casaron tuvieron hijos y vivieron felices. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Escuché decir a lo lejos mientras me sentaba en el borde de la cama.

Era solo un sueño, tan solo era un sueño, quizás el más hermoso que he tenido hasta hoy, fue como si mi abuelita se hubiera regresado del cielo a cuidar de mis sueños, como cuando era una bebé, corrí presurosa al computador y lo escribí a toda prisa para todos aquellos que tuvieron la fortuna de tener una de esas excelentes abuelas que se desvelaban contándonos sus más increíbles historias.

Fin

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