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El maleficio de las estaciones. Cuentos infantiles

El maleficio de las estaciones es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestra escritora Elena Ramírez Martínez para niños de toda edad.

Nuestras queridas estaciones Primavera- Prima; Verano-Vera, Otoño-Toño e invierno- Vierno, como todos sabéis nunca coinciden en el tiempo, y desde antaño siempre fue así.

Prima y Vera eran dos hermanas queridas por todos, estaban siempre de buen humor, traían buenos colores y olores, la alegría inundaba por dónde pasaban y así año tras año lucían sus mejores galas en el mundo de Taurion, al mismo tiempo siempre estaban inquietas y querían conocer nuevos mundos y otros horizontes, nunca se cansaban.

Desde hacía un tiempo conocedoras de leyendas habían escuchado multitud de historias sobre estaciones de frío, áridas, secas, de declive, y especialmente tristes, para ellas era todo tan lejano…, no conocían nada de lo que contaban y por ello emprendieron un largo viaje al mundo de Doria en busca de respuestas. Creían que sería toda una aventura para ellas, y estaban entusiasmadas con la idea, así que comenzaron su especial viaje.

Poco a poco se iban alejando de Taurion, para ellas era la primera vez que estaban tan lejos de casa, pero dentro de su ilusión nadie las detendría en esta nueva andadura.
Iba pasando el tiempo y cada vez se sentían más cansadas y tremendamente agotadas, para ellas ese nuevo clima era extraño y difícil, respiraban con dificultad, y cada vez su caminar era más y más lento.

Pasaron siete noches lunares y cuando entraban en la octava noche empezaron adentrarse en el mundo de Doria, qué lejos quedaba ya su casa y qué diferente a las leyendas era aquel lugar tan desconocido y misterioso para ellas. Pronto hizo su entrada ante ellas Otoño, tenía una belleza serena estaba totalmente rodeado de hojas secas para Prima era un auténtico acontecimiento, nunca antes había visto una flora de tal color, tal aspecto, seco pero al mismo tiempo tan mágico. Vera enmudeció ante esta presencia, era hermoso observarle, de mirada profunda y aroma especiado, las hermanas absortas en sus pensamientos, mientras Otoño, tuvo que romper todos y cada uno de ellos.

Toño- Bienvenidas a Doria, soy el príncipe del Otoño conocido como Toño, seáis bienvenidas a estos nuestros terrenos. Mientras Toño pronunciaba estas palabras, no podía dejar de observar a sus lindas viajeras, eran salvajes pero al mismo tiempo dulces, nada tenían que ver con las paisanas de Doria, eran coloridas, frescas, alegres y de aromas embriagadores.

Vera se presentó- Hola Príncipe del Otoño, somos las hermanas de Taurion Primavera y Verano, nos puedes llamar Prima y Vera, venimos desde nuestros dominios para conocer vuestros terrenos, hemos oído grandes historias, que son totalmente desconocidas para nosotras.

Mientras estaban con estas presentaciones, un frío gélido recorrió a las hermanas Prima y Vera, mientras Toño sonreía.- Toño: Creo que mi hermano nos honra con su presencia.
Levantaron todos la mirada y desde el cielo venía un ser majestuoso, todo blanco, de grandes ojos azulados, y una vez se posó sobre tierra, miró a todos los allí presentes.
Invierno- OHhh, a qué se debe esta especial y majestuosa visita, las Hermanas de Taurion en

Doria, eso sí que es inusual, mis lejanas amigas, creo que tendréis grandes problemas para estar aquí.

Prima le sonrió, totalmente enrojecida

Toño rompió este mágico momento y prosiguió:

No debéis de temer mis invitadas, este es mi hermano Invierno conocido como Vierno, el cual tiene un gran sentido del humor, no tenéis de qué preocuparos, Toño se aproximó a cada una de ellas y sobre sus frentes les puso unas lindas coronas de flores secas, ellas rápidamente empezaron a encontrarse un poco mejor, Vierno las vistió con unas grandes capas blancas, y así las hermanas Prima y Vera gracias a estos preciados obsequios entraron en calor, pudiendo también empezar a respirar bien y continuar la marcha de su viaje.

Mientras todo esto sucedía, desde una rama seca helada lo contemplaba el Buho Imperial Barok, desplegó sus enormes alas y comenzó a volar llegando a la tierra de Tadém, era el lugar más gélido, frío y tosco de toda Doria, y pertenecía a la reina Betsabé. Era por todos conocida en toda Doria, era una de las reinas más respetadas y al mismo tiempo aterradoras, nadie quería estar nunca cerca de ella, e intentaban las gentes de Doria no adentrarse en el profundo bosque de Tadém. Era un lugar que no acostumbraba a tener visitas, más ella no era un ser muy amigable que le gustara recibirlas.

Barok se posó sobre el bastón de Betsabé y ella a través de sus ojos, pudo contemplar todo cuanto había acontecido con la llegada de las princesas de Taurion, este hecho la encendió profundamente, no podía imaginar todo cuánto podría pasar con las 4 estaciones juntas, serían los dueños y amos de todas las tierras de Taurion y Doria, se unirían sus reinos y si querían podrían convivir perfectamente con obsequios de cada tierra, eso cerraría las puertas de Doria a Tadém, y no podía permitir tal hecho, la despojarían de todo cuanto tenía y la desterrarían dejándola a su suerte.

Mientras, Toño y Vierno invitaron a sus nuevas amigas al castillo, dónde tendría lugar una cena en honor de las princesas de Taurion. Ellas estaban totalmente encantadas con tanta atención por parte de Doria, sus gentes, y por supuesto sus príncipes.

Llegó la noche, todo estaba preparado para el banquete, era todo diferente a cuanto conocían en Taurion, el castillo era frío y seco pero eso a ellas no les importaba, con los presentes de sus príncipes no tenían ningún tipo de necesidad.

Hicieron su entrada en el salón real, los majestuosos reyes de Doria, los padres de Toño y Vierno, él era un hombre corpulento de pelo canoso, barba frondosa y blanca como la nieve, lucía una hermosa corona plateada y sobre sus espaldas una enorme capa engalanaba al rey, la cual arrastraba a su paso. Por el contrario la reina era un ser menudo, tenía cierta melancolía en su mirada, lucía un ajustado vestido beig largo con hojas secas incrustadas sobre él mismo, sobre su trenzada cabellera lucía una bonita corona dorada con brotes entrelazados. Era hermoso observarles, eran tan diferentes y al mismo tiempo tan bellos, que aquella estampa tenía a las hermanas totalmente absortas.

Los reyes hicieron una reverencia a Prima y Vera en señal de respeto, y así mismo ellas se la devolvieron. Era todo majestuoso y al mismo tiempo muy diferente a las fiestas que ellas tenían en Palacio, pero era realmente encantador toda la atención que estaban disfrutando.

Pasaron una gran noche repleta de maravillosos banquetes de diferentes típicas comidas de Doria, tuvieron actuaciones de todo tipo, vieron animales totalmente desconocidos para ellas, osos polares, focas, pingüinos, todo era maravilloso.

A la mañana siguiente Toño y Vierno estaban encantados con la compañía de sus nuevas amigas, y habían preparado un sinfín de actividades para entretener a sus invitadas y enseñarles un poco más del fabuloso mundo de Doria. Fueron a dar un paseo por la ciudad en unos enormes corceles plateados de alas celestes y que brillaban por dónde pasaban, las princesas iban viendo la gran belleza de todo el terreno, estaban ya llegando a los límites de Tadém y Vera mirándolos con gran desconcierto preguntó:

– Mis queridos príncipes, qué tierra es esta que se abre a nuestro paso

– Toño respondió: Vera este es el reino de Betsabé la reina de la tierra de Tadém, pertenece a

Doria pero dicha tierra y todo lo que en ella hay pertenece a su reina, la cual no es muy hospitalaria con las visitas, así que os recomendaría que volviésemos al Palacio

Así dicho esto procedieron a emprender su viaje de vuelta, cuando de repente el cielo se ensombreció y vieron aparecer una gran sombra de un Buhó, se trataba de Barok , Toño y Vierno lo reconocieron al instante.

Vierno- Barok, no tienes que temer, no hemos cruzado la frontera y volvemos de regreso a Palacio

Barok se posó sobre un árbol sobre ellos, y así de entre la maleza tenebrosa y oscura apareció ante ellos la gran Reina Betsabé, Vera y Prima se asombraron al verla, era realmente preciosa, pero al mismo tiempo su sola presencia estremecía por donde pasaba, vestía un largo vestido azul oscuro, tenía unos grandes ojos color caldera, sus cabellos también eran azulados, y sobre ella una tiara de Piedras rojizas que resplandecían, en su vestido llevaba un cinturón y en el centro otra gran piedra rojiza como las de su tiara. En su mano derecha llevaba un gran bastón marrón y por dónde topaba a su roce con el suelo oscurecía por dónde se posaba.

Inmediatamente Toño y Vierno descabalgaron de sus corceles y se pusieron delante de las princesas, cómo si la estuvieran protegiendo. Betsabé les sonrió a todos los presentes, y les hizo una gran reverencia mostrando sus respetos a todos aquellos príncipes de diferentes mundos. Vierno y Toño devolvieron tal reverencia:

– Toño: Nuestra respetada reina de Tadém, es un auténtico honor tenerte ante nosotros, rogamos disculpes nuestra osadía al aproximarnos a tu reino, más no por ello nos hemos adentrado en el mismo, el cuál como bien sabes veneramos y respetamos según nuestro tratado de Wart.

– Betsabé: Mis queridos príncipes, adoro vuestra presencia en estos mis territorios, si he de decir, que ha sido totalmente inesperada, así como vuestra solemne compañía- en ese momento, dirigió sus grandes ojos sobre las princesas, al tiempo que se iluminaban enrojeciéndose por completo así como su cabello brillaba de un azul más intenso.

– Vierno: Mis respetos Betsabé, como bien sabes venimos acompañados de las princesas de Taurion, que por supuesto también te muestran su agradecimiento, por tu cortesía para con nosotros.

Prima, observando que se estaba tensando el ambiente, descabalgó ayudando a su hermana a que también lo hiciera, y poco a poco se aproximaron hacia Betsabé y cuando estuvieron justo en frente de ella, también se unieron a sus reverencias, mientras hacían este gesto pudieron observar que volvían a tener dificultad al respirar y sentían un profundo cansancio, apenas se mantenían en pie, y allí delante de todos se desvanecieron frente a la gran Reina. Vierno inmediatamente, se aproximó sobre ellas, tranquilizándose porque seguían respirando, y Toño en tono amenazante se dirigió a Betsabé: – Reina de Tadém que es lo que les has hecho a nuestras invitadas, sabes bien quiénes son, están a nuestro cargo y son nuestras protegidas, sabes que podemos poner muros sobre tus tierras y despojarte de todo cuanto posees, te ordeno que las despiertes.

Betsabé rompió el discurso con una estruendosa carcajada, – Ayyy mi inocente niño, yo no he hecho absolutamente nada, tus queridas invitadas ya sabes de dónde provienen, y estos vuestros dominios no son lugar para ellas, ni siquiera con vuestros absurdos regalos, si continúan cinco días más dormirán para siempre, y yo te reitero que no he tenido nada que ver, lo mismo si puedo hacer que despierten ahora mismo

– Toño: Pues te lo ordenamos, te ordenamos que las despiertes

Betsabé teniendo a sus pies sobre la gélida nieve a las princesas, se fue paseando alrededor de ellas, Barok sobre voló la escena y como si de una casualidad se tratara, una de sus plumas de posó en medio de las hermanas, y mientras Betsabé las rodeaba con su fuerte bastón lo golpeó sobre el suelo con tres sonoros crujidos, el suelo se resquebrajó convirtiéndose en hielo y rompiéndose debajo de las princesas, Betsabé dio un enorme salto y les dijo:

– Ya tenéis a vuestras niñas despiertas, pero seréis conocedores de mi palabra, nunca estaréis juntos, seréis desgraciados cuantas veces lo intentéis, ni siquiera el amor que os profesáis podrá hacer nada al respecto, y diciendo esto se introdujo sobre el bosque.

Atónitos los príncipes por cuanto estaba aconteciendo, vieron a sus princesas despiertas nadando sobre el agua helada intentando agarrarse a algo para intentar salvar sus vidas, Toño cogió una de las cuerdas que tenía sobre su corcel uniéndolo al de su hermano y sobrevolando sobre ellas, se la arrojaron para que pudieran salir del agua.

Prima y Vera, estaban completamente heladas, ni con todas las prendas de abrigo que llevaban entraban en calor, así que Toño cogió a Vera y Vierno a Prima y sobre sus corceles las situaron, comenzando a volar sobre el ancho cielo. Las princesas cada minuto que pasaban se encontraban más y más débiles, y sus fuerzas se desvanecían,- Vierno: Toño, tenemos que darnos prisa, tenemos que llegar a Taurion, es la única solución, sino las perderemos para siempre.

Agobiados por la situación que estaban viviendo, delante de ellos vieron un gran arco-iris de miles de colores, parecía una gran escalera que separaba ambas tierras, la temperatura era cada vez más cálida, los rayos del sol incidían con más fuerza, la flora era totalmente desconocida para ellos, brillante de múltiples colores, y un paisaje alegre y aromatizado, las princesas parecían que empezaban a encontrarse mejor, y comenzaron abrir sus cansados ojitos. Ellas sabían perfectamente dónde se encontraban, conforme ellas mejoraban ellos empeoraban, así que con pocas fuerzas hicieron descender los corceles para dejar en su casa a las hermanas, princesas de Taurion.

Prima- Nuestros príncipes, nos habéis salvado la vida, os la debemos, no queremos que sufráis por nosotras, y esperamos que sepáis que siempre seréis bienvenidos en nuestra amada tierra.

Vera sollozando también quiso decir unas palabras: son los días más maravillosos de mi vida, y me gustaría que fueran infinitos, pero Betsabé nunca nos dejará, nunca podremos estar juntos.

Los príncipes cada vez más débiles se aproximaron a ellas, Vierno: No dejaremos que esto sea así, vendremos a por vosotras y podremos estar juntos para siempre, así Vierno besó a Prima y Toño a Vera, saltando chispas sobre ambos.

Cogieron sus corceles y emprendieron el rumbo a Doria

Las princesas estaban profundamente tristes en Taurion, sentían que ya no volverían a ver a sus amados, no entendían el porqué del odio de Betsabé, más no querían que todo esto quedara así.

Estaban indignadas, e iban a tomar las medidas necesarias para poder estar junto a sus príncipes, a la mañana siguiente irían a ver a la gran maga Daitsa.

Un nuevo día amanecía, y dentro de la pesadumbre que envolvía a Prima y Vera, estaban emocionadas porque estarían ante la gran Daitsa. Ella se encontraba en la montaña de Lizbe, y allí enclavada en ese mágico lugar intentarían salvar su sueño. Cuando llegaron la gran maga las estaba esperando, y además, era conocedora de todo cuanto había ocurrido en los últimos días, se podía ver la melancolía en su mirada, así que se dirigió a sus princesas.

– Mis queridas Prima y Vera, debéis saber que soy consciente de vuestros profundos sentimientos, y conocedora de todo cuanto ha sucedido, más realmente no puedo hacer mucho más. Betsabé es una gran Reina, y su magia oscura es realmente poderosa y de límites insospechados. No puedo ser intermediaria de dicha magia, tenemos diferentes poderes, más los míos de poco afectan a los hechizos de la Reina de Tadém.

Las princesas al oír esas palabras, no pudieron evitar que las lágrimas resbalaran sobre sus suaves y coloridos rostros.

– Vera: Nuestra gran Maga, entonces ¿no puedes hacer nada más por nosotras, por nuestros amados, nunca más volveremos a verlos, a poder estar con ellos ? Sólo una última vez, un día ó una noche

Daitsa prosiguió: Quizás pueda hacer algo, si he de deciros que no puedo cambiar el conjuro de Betsabé, pero a lo mejor pudiera darle algún ligero matiz.

Sabéis que venís de diferentes mundos, que es complicado el estar en cada uno de ellos cuando no se pertenece al mismo, y que ya los obsequios de cada tierra de nada os valen, así cada tres meses haré que cambie la estación, y ese único día al año coincidiréis cada una, es decir cuando sea Primavera al cabo de tres meses hará su entrada el Otoño, más ese día coincidiréis en espacio y tiempo, y podréis estar juntos todo un día y una noche, después de esos tres meses hará entrada el Invierno que al cabo de su tiempo encontrará en los siguientes tres meses a la Primavera, y de igual modo podrá estar todo un día y noche juntos, así todos una vez al año durante toda la existencia estaréis juntos, y Betsabé nada podrá hacer ante mi hechizo de cambio de estación.

Las princesas dejaron de sollozar, no se esperaban aquella respuesta, pero al mismo tiempo calmaba su tristeza y ansiedad, podrían ver a sus amados una vez al año en cada cambio de estación.

Así tal como cuenta la leyenda, nunca las estaciones estarán juntas, pero un día al año cada princesa coincide en espacio y tiempo con su amado príncipe.

Fin
El maleficio de las estaciones es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestra escritora Elena Ramírez Martínez para niños de toda edad.

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