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El cráter del bosque

El cráter del bosque. Kike el Duende, autor español. Cuento infantil. Extraído de libro “Desde los cráteres a la luna”

“Cuando me dijeron antes de escribir éste libro que Morc, el perro azul y guardián de los bosques, existía, no me lo creí. Ni que la tortuga Tranquila vivía en el lago de la Tranquilidad, ni que los Plantustos son árboles que caminan sobre sus raíces, que te persiguen y que son un poco más pequeños que los arbustos.

Pero ahora, sé que existen.” La luna es el personaje principal de estas historias, básicamente por sus cráteres, por lo que hablaré con ella muchas veces y la llamaré Luna. En algunas ocasiones, cuando la nombre en tercera persona, me referiré a ella como, la luna.

Para mi hija Anaïs, como no podía ser de otra manera, que por una extraña coincidencia se llama como el personaje que vive los cuentos. Y de otra manera, no menos especial, para mi esposa Gabriela.

Introducción para todos los cuentos del libro:

¿Qué debe de hacer un niño antes de abrir la puerta para entrar en éste libro de cuentos? Primero llamar, pum pum. Pero hasta que cualquier personaje te abra la puerta tienes unos segundos para cerrar los ojos y respirar profundamente. Hazlo si quieres estar preparado para descubrir los cráteres de la luna, para conocer a la araña Castaña y a Lucas el avestruz, para adivinar cómo vive el ratoncito Pérez y para saber de dónde vienen los niños.

También sabrás porqué tienes lunares en tu cuerpo y quienes son Lunapia y Toritorio. Vivirás la magia del polvillo del ala de las mariposas y verás cómo se llega a la luna en tres días. Antes de entrar, te diré que yo estaré contigo, me llamo Anaïs, tengo nueve años y soy la que estas historias te voy a contar. Una vez de que entres, encontrarás un mundo de fantasía que a veces te parecerá muy real, muy pero que muy real.

Suele pasar porque casi siempre, y más cuando somos niños, la fantasía y la realidad pasean durante años juntas de la mano. Créeme porque es verdad. Viajaremos en la primera mitad del libro a los cráteres de la luna, que por si no lo sabes, te diré que son lugares en donde ocurren muchas cosas que ignoramos. En la segunda mitad del libro viven otros cuentos, están fuera de los cráteres pero no muy lejos de ellos, quizás en la tierra. Abre esta puerta y entra.

Hoy leemos:

EL CRATER DE LOS BOSQUES

el crater del bosque

Morc, el perro azul. Es el guardián del cráter de los bosques. Para entrar a éste lugar hay que pasar por un largo pasillo, a los lados hay exactamente cuarenta y cuatro árboles enanos. Morc me recibe y me ofrece para que me ponga unas zapatillas de terciopelo de color verde. Al principio pensé que eran para no manchar el fino suelo de hojas que pueblan este cráter, pero no, es para que no les haga daño, a ellas, a las hojas.

Siempre están excesivamente verdes, vivas e inmortales. Contrariamente a lo que podríamos creer, no caen de los árboles, a estos árboles nunca les caen las hojas, lo que ocurre, según dice Morc, es que nacen sin más del suelo. Unas pequeñas nubes de humo las cubren constantemente, así mantienen la humedad que garantiza la supervivencia de este bosque que Luna trajo de un planeta lejano.

Con las zapatillas puestas, me adentro con Morc en el bosque, él también lleva cuatro hermosas zapatillas, también verdes. Dejando atrás los cuarenta y cuatro arbolillos, veo que, el bosque está saturado de más árboles, arbustos, de plantas y plantustos. Por cierto, aquí viene un plantusto, ¡que susto!, es un Bluek, una de las especies de estos árboles enanos que más me gustan.

¿Cómo son los plantustos?, os diré que son de un tamaño intermedio entre una planta y un arbusto. Carecen de tronco y caminan sobre las raíces, lo hacen muy despacio, casi de una forma que ni tú ni yo podemos apreciar. Tienen multitud de hojas, más bien hojillas, naranjas y amarillas. Caminan girando sobre sí mismos en sentido contrario al de las agujas del reloj.

No hablan, pero sin embargo se dan a entender muy fácilmente, si tienen hambre, por ejemplo, forman con sus hojas una gran boca y se mueven imitando la acción de masticar. ¡Son geniales! Muchas veces se ríen, no hace falta que les cuentes un chiste, tan solo con echarles la lengua se destornillan de risa, acaban tirados por el suelo a carcajadas.

Desde que Morc me presentó a éste Bluek, me acompaña a todas partes. Me cuenta Morc que todos los habitantes del bosque se acuestan por la noche para dormir y, me sigue diciendo: – No sé cómo hacen pero no se tropiezan, se colocan horizontalmente de tal manera que no se estorban los unos a los otros.

Cuando ya no queda ninguno en pie, se hace el absoluto silencio. Todos duermen. No hagas ruido porque, si las despiertas, estirarán sus ramas hasta encontrarte, entonces no te volveríamos a ver. Dice la leyenda que así han desaparecido todos los animales de éste bosque, incluso los dinosaurios que al parecer hicieron de este sitio su última morada.

No sé si es cierto, lo que sí sé es que aquí no hay más animales que Morc. Si quieres puedes visitar este bosque, tan solo tienes pedírselo con antelación a Morc, claro que para hablar con Morc necesitas salir una noche a la ventana de tu habitación para decírselo a Luna. Ahora bien, si vienes, no tires nada al suelo y ni se te ocurra encender ni una sola cerilla, los árboles se enfadarían mucho y te perseguirán incluso más allá de tus sueños.

Creo que no deberías venir por aquí, aunque es un lugar ciertamente mágico pienso que no es un sitio apropiado para un niño. Al día siguiente, sobre las dos del mediodía, Morc me lleva a preparar la comida para los habitantes del bosque. Para los árboles más grandes prepara bocadillos de sonrisas, basta que cualquiera ponga una sonrisa en su cara para que los árboles se alimenten, que fácil, ¿verdad?

Los arbustos se alimentan de la imaginación, Morc me dice que imagine cualquier cosa e imagino un río, de pronto veo como a los arbustos de mí alrededor le nacen, por lo menos, veinte o treinta hojas nuevas. Hablando de ríos, en el cráter de los bosques está el único río que existe en la luna, se llama Rioúnico, que original ¿no crees?

Ahora me acuerdo que un día hablando de ríos con mi madre le dije: Yo no podría ser río, porque aún no se dividir y los ríos hacen eso, dividir. Dividen las tierras, los lugares, los espacios, por donde pasan van dividiendo todo lo que encuentran. Los Blueks comen los sueños, quizás por eso Morc no me deja estar mucho tiempo en éste bosque. Antes de las nueve me dice Morc que he de irme, el Bluek que me ha acompañado todo este tiempo se acerca para darme un beso, Morc lo aparta con mucha delicadeza y me empuja al exterior, me dice que él ya les da todos los sueños que necesitan para vivir.

Fin
 
El cráter del bosque. Literatura infantil y juvenil, cuentos que no pasan de moda. Lecturas para niños de primaria. Historias para aprender leyendo.

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