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Por Patricia García. Cuento del ángel de la guarda

El puente de la vida es un hermoso cuento infantil sobre el nacimiento de un niño llamado Sergio dentro de un nuevo paradigma de familia en el cuál no hay un padre. Dentro de un relato amigable, su autora Patricia García ayuda a explicar en forma sencilla, nuevas formas de familia y la justificación desde el amor de por qué deberíamos seguir llamándolas así.

El puente de la vida

El puente de la vida - Cuento nuevo formato de familia

En un lugar muy remoto, tan remoto que estaba en el cielo, niños y niñas jugaban en un hermoso jardín rodeados de Ángeles que les protegían.

Los niños estaban allí esperando poder nacer y así bajar a la Tierra.

Justo al final de aquel hermoso jardín había un puente grande y majestuoso, le llamaban “El puente de la Vida”. Todos los niños sabían que cuando eran llamados a cruzar ese puente nacerían y se ponían muy contentos cuando su Ángel, pues cada uno tenía uno particular, extendía su mano y les invitaba a cruzarlo.

Uno de esos niños, estaba muy impaciente porque le llamaran.

“Paciencia, llegará tu momento” le decía su Ángel.

Un buen día, su Ángel, extendió la mano y le llevó hacia el Puente. El niño no cabía en sí de gozo. Se despidió apresuradamente de sus compañeros y comenzó la marcha.

Una vez en el puente, comenzaron a caminar. No imaginaba que fuera tan largo, desde el jardín sólo podían ver dónde comenzaba. El niño era muy curioso y preguntó por qué el camino era tan largo. “Quiero que mires al fondo, a ambos lados” respondió el Ángel… pero… “¿¡no está un poco alto esto!?” Se preguntó asimismo con miedo, el miedo nunca paralizaba a aquel niño así que decidió obedecer y se asomó.

Al principio no comprendía bien lo que veía, les habían enseñado todo en la escuela del cielo, cómo eran concebidos, cómo nacían, etc. Lo que veía no le cuadraba, sólo veía a una mujer, sintió que sería su mamá, pero por mucho que miraba no encontraba un papá, ¿cómo es posible pensó? Y esa pregunta se la verbalizó al Ángel, “tú observa” contestó el Ángel. “Si, si yo observo”, pensaba el niño pero seguía sin entender nada.

Entonces vio como su mamá acudía donde una doctora, de repente pudo escuchar lo que decían “hablaban de hacer una operación mediante la cual a su madre le implantarían su semilla”, “¿y cómo si no hay papá?”. Ya bastante inquieto el niño le preguntó de nuevo al Ángel. El Ángel señaló el otro lado del puente, así que el niño se asomó con mucha curiosidad.

Al asomarse vio a un hombre, se acercaba a un médico también, pudo entonces también escuchar la conversación; “Gracias por la donación, tu semilla irá a parar a cualquier mujer que quiera ser madre, o pareja que no pueda hacerlo, etc”.

De repente el niño empezó a comprender… a su madre la iban a introducir una semilla de alguien que la había donado, para que al juntarse con la de ella… naciera él.

Se sintió extraño… “¿No tendré papá entonces?”, “No” respondió el Ángel.

El niño entonces, se paró, y se sentó en mitad del puente, no sabía qué sentir. El Ángel al verlo así, se sentó a su lado:

– “¿Sabes que es lo más importante de todo en la vida que vas a vivir?”.

El niño se quedó pensando y encogiéndose de hombros dijo:

– “Pues no se… muchas cosas, el tener una familia, que me quieran, jugar, ser feliz…”.

El Ángel sonrió entonces:

– “Ya has dicho todo lo que vas a tener, una familia que te quiera, jugarás, serás feliz… verás, aunque si es cierto que en la escuela del cielo os enseñan cómo nacen los niños, no os enseñan lo que es una familia, una familia no la tienen por qué formar un papá y una mamá, puede ser una mamá sola, un papá sólo, dos mamás, dos papás. Porque ¿sabes lo único importante y que no debe de faltar?… el amor. Lo demás no tiene tanta importancia como la que se le da actualmente”.

El niño entonces se levantó, decidió observar más a su mamá, y de repente sintió un gran amor que le inundó por completo, se sintió feliz y quiso empezar a correr, quería correr y correr hasta terminar el puente y conocer a su mamá.

El Ángel que vio su ímpetu, le dijo:

– “Tranquilo, todo tiene que llevar su proceso, sigue conmigo de la mano.”

El niño obedeció un poco a regañadientes. Se le empezó a hacer interminable, ése largo puente, a veces miraba a los lados y veía a su madre pasando por todo tipo de médicos, se preguntaba cuando terminaría aquello.

De repente, un día, porque pasaron días en aquél puente, el Ángel se paró:

– “Es el momento Sergio.”

“¿¡Sergio?¡ ¿¡así se llamaría?!” le gustó mucho el nombre, miró de frente y vio una gran puerta, sabía de algún modo que al traspasar el umbral de dicha puerta nacería. De repente, le dio pena dejar a su Ángel. El Ángel, que podía leer sus pensamientos le dijo:

– “Tranquilo, aunque no podrás verme, estaré contigo toda tu vida, los humanos nos llamáis Ángeles de la Guarda, siempre te cuidaré, pero esta puerta la debes de cruzar tu sólo, me reuniré contigo al otro lado y recuerda Sergio… el amor es lo importante”

Y así Sergio cruzó la puerta, vio una luz enorme…..y nació.

Fin.

El puente de la vida es un cuento infantil corto enviado por la escritora Patricia García para publicar en EnCuentos.

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