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La pequeña casa de Gastón

La pequeña casa de Gastón. Cuentos educativos

 

Gastón era un niño que soñaba con tener una pequeña casa de madera en el árbol de su patio.

Todos los días le pedía a su papá que le ayudara a construir una, pues era muy pequeño para intentar hacerlo solo.

– Papá, ¿cuándo vamos a construir mi casa?

– Dentro de poco, hijo.

– Pero papá, siempre me dices lo mismo y hasta ahora no te das tiempo para ayudarme.
– Ya Gastón pronto tendré vacaciones en el trabajo para complacerte.

– Lo prometes.

– Palabra de papá.

– Gracias papá.

Un día el papá de Gastón llegó a la casa de noche y aprovechando que Gastón dormía, su esposa le comentó:
– Gastón está muy ilusionado con construir su casa del árbol contigo.
– Si mi amor, pero bien sabes que no tengo tiempo, llego cansado de trabajar y mis fines de semana son para descansar.
– Pero, es la ilusión de tu hijo, de hacer algo contigo, si quieres yo también puedo ayudar a diseñar la casa.
– Está bien, tienes razón, debemos de darle calidad de tiempo a nuestro hijo para compartir con él. Pediré vacaciones en el trabajo y lo ayudaré a construir su casa.

A los pocos días, llegó el papá de Gastón a su casa y dijo:
– Gastón, hoy empiezan mis vacaciones y las voy a dedicar por completo en ayudarte a construir tu casa en el árbol.
– En serio papá.
– Si hijo y la haremos juntos, como siempre la has imaginado.
– Pero yo soy muy pequeño, ¿qué voy a hacer?

– Yo haré la parte peligrosa como es clavar y cortar la madera y tu harás la parte más difícil que será diseñar tu casa del árbol, hacerla como siempre la haz soñado. Mamá te ayudará a hacer el diseño.
– Ya papá, será la casa más linda de todo el mundo.

– Cuenta conmigo Gastón, le dijo con entusiasmo su madre. Hace tiempo que no dibujo pero igual te ayudaré en todo lo que necesites.
– Gracias mamá, nos divertiremos mucho dibujando.
– Claro que si hijo.
En un principio parecía una tarea fácil dibujar la casita que tanto anhelaba, pero poco a poco Gastón empezó a preocuparse y angustiarse porque el dibujo que haría tendría que ser perfecto, sin ningún error y no debería olvidarse de ningún detalle.

Se dio cuenta que crear algo requería de mucha imaginación y al mismo tiempo de inspiración, por lo que le dijo a su mamá:

– Mamá, no tengo idea de como poder empezar.

– Mira Gastón, primero haz una lista de todo lo que deseas que tenga tu casa, empezando por lo esencial.

– Pero y si me olvido de algo, y si por mi culpa fracasa nuestro proyecto.

– No te preocupes hijito, todo va a salir bien. Tienes que tener fe en ti mismo, cree en lo que tu corazón te manda y verás que encontrarás la mejor forma para diseñarla. En la vida, cuando hacemos algo con amor siempre encontramos una solución. Además, yo te voy a ayudar.

– Así lo haré mamá.

Gastón fue al patio de su casa y en medio del jardín floreado con la mirada hacia el cielo y el árbol frente a él imaginó una pequeña casa muy sencilla y hermosa, con un techo triangular, una puerta rectangular y dos ventanas circulares a los costados.

– Que lindo está quedando tu dibujo, hijo.
– Mamá, ¿te parece bien si le dibujo dos ventanas circulares?
– Que gran idea, para que haya mucha iluminación. No sabía que en la familia había un gran dibujante.
– Dos, diría yo.

Gastón abrazó a su mamá con todas sus fuerzas y continuaron trabajando en equipo. Ella le ayudaba amorosamente y le daba ánimo en todo.
.

Cuando terminó de dibujarla su rostro resplandecía y una enorme sonrisa se dibujaba en él, pues había conseguido diseñar la casa de sus sueños.

Fue corriendo para mostrar el dibujo a su papá:

– Papá, Papá mira, lo logré, lo logré, gritaba lleno de alegría.

Su papá vio un dibujo muy sencillo y a la vez muy valioso pues se trataba del esfuerzo de su hijo y le dijo:

– Muy bien Gastón, ahora si podremos construir la casa que siempre has soñado.

Trabajaron juntos por dos semanas con mucho entusiasmo y esmero, Gastón estaba impresionado de ver a su papá como clavaba con tanta precisión en los tablones de madera, hasta que la casita quedó terminada, luciendo reluciente y colorida. Entonces Gastón lleno de felicidad, preguntó:

– Papá, ¿mi casa durará para siempre?

– Si hijo, porque esta casa del árbol la construiste primero en tu corazón. Ahora solo la has plasmado materialmente, pero esta casa vivirá siempre dentro de ti pues la hiciste con todo tu amor.
– Tienes razón papá, que feliz me haces, muchas gracias por ayudarme a hacer mi sueño realidad. Mil gracias a ti también mamá.

– De nada hijo.

– Estamos orgullosos de ti.

– Y yo de Ustedes, son lo máximo.

Gastón, su papá y mamá se abrazaron y besaron, ese fue el día más feliz de  Gastón quien descubrió la verdadera felicidad al compartir sus sueños y alegrías con unos padres tan buenos y comprensivos.

Fin

Obra protegida por el Decreto Ley Nro. 822 sobre el derecho de autor del Perú.

Blog personal: www.monicaesparza.blogspot.com 

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