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Costa Pirata. Escritor de cuentos infantiles de Capital Federal, Argentina.

Voy a contarles una historia, sobre un pirata llamado Capitán Misson.

Misson era un hombre alto de aspecto serio y de larga barba negra, nariz afilada y cejas tan pronunciadas que acariciaban los profundos y negros ojos. Fue un pirata y un gran hombre; de niño siempre se preocupó por la igualdad entre los hombres, con ideas socialistas,  lo que lo llevó a actuar de manera justa durante toda su vida, era benevolente;  claro que también era un pirata.  Siempre que capturó algún buque ya sea mercante o Galeón nunca maltrató a los hombres,  dejaba alimentos en las naves capturadas para que puedan sobrevivir en el mar, y según cuenta la leyenda que hasta gran parte de la tripulación capturada quería formar parte del barco del Capitán Misson.

Una noche mientras dormía, tuvo un sueño, en él veía tierra fértil y cientos de personas de diferentes nacionalidades conviviendo juntas, varias culturas y religiones se aglomeraban sin roses, ni discusiones o peleas, en ese sueño el Capitán divisó el nombre “Libertatia”. Cuando despertó reunió a toda la tripulación en la cubierta de “El Audaz” y les relató su sueño. Les contagió sus ganas  de formar lo que sería la primera colonia pirata en tierra, un proyecto que de inmediato todos aprobaron canturreando  y levantando sus espadas hacia el cielo, el Capitán buscó en sus cartas de navegación, las estuvo observando y estudiando durante dos días, al tercer día fijó rumbo a Madagascar, la tierra prometida.
En el transcurso del viaje que duraría dos meses se encontraron con varios problemas, primero un Galeón Español quiso darles caza, se trataba de “El Victorioso” barco famoso por la crueldad de su Capitán Manuel Andaluz, Misson preparó todos sus cañones treinta y cinco cañones por banda con municiones de cinco kilos.

La noche era tan oscura como la boca de un lobo, sin estrellas ni luna, no se vislumbraba nada a más de diez metros del barco, sin embargo el viento inflaba las velas, y el barco se movía rápido cortando el agua como una filosa navaja.  A las dos de la madrugada se escuchó el primer cañonazo a la distancia, el Galeón Español advertía, pero Misson no era un Capitán fácil de persuadir, ordenó a todos ponerse en sus puestos:

–Vamos bellacos, holgazanes despierten y preparen los cañones, abran las troneras –gritaba Misson con poderosa voz y liderazgo incuestionable.

–Dos tercios a babor Perkins –ordenó el Capitán  –Quiero ponerme de espaldas a ellos

Ahora estaban fuera de tiro del Galeón Español, luego el Capitán ordenó largar el cebo, éste consistía en una balsa con una pequeña vela y un faro lo que producía un efecto visual parecido al de un barco en la lejanía… lo que estaba claro era que Misson con su artilugio lograba engañar a los buques haciéndoles creer que escapaba, cuando en realidad giraba y rápidamente  acechaba por detrás a su presa, largando todo el poder de sus cañones contra las desprevenidas naves.

Ya se encontraban a tiro, y el barco español seguía persiguiendo a la balsa, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Misson ordenó:

– ¡Fuego!

Y se escuchó una ráfaga de cañones que disparaban casi al unísono.

Veinte certeros disparos lograron derribar el velamen principal, provocando un incendio de consideraciones importantes en la nave,  el barco hacía agua, ya no podía escapar a  su destino en el fondo del mar.

Sin perder tiempo Misson ordenó bajar los botes,  para buscar sobrevivientes;  de una tripulación de ochenta hombres, sólo cuarenta sobrevivieron entre ellos el Capitán Andaluz, y una vez en su camarote Misson interrogó al español invitándolo a cenar.

–Es usted muy amable Capitán Misson al invitarme a cenar, pero me pregunto ¿que hará luego? ¿Hacerme caminar por la tabla? –preguntó el Capitán Andaluz

–Nada de eso Capitán, yo seré pirata pero soy un hombre sensible que cree en el derecho de la vida,  mi propuesta es invitarlo a que nos acompañe a nuestra nueva empresa en Madagascar, pero sino está de acuerdo podrá abandonar la nave cuando guste, se le proveerá de un bote y alimentos.

El Capitán Andaluz se quedó pensativo y luego de un instante respondió:

–creo que aceptaré su oferta del bote y los alimentos.

Sin decir nada más el Capitán Español se levantó y se retiró del recinto.

Misson se quedó pensativo como absorto con los ojos muy lejanos imaginando la tierra fértil de Libertatia.

A la mañana siguiente el Capitán convocó nuevamente a su par español y le dijo:

–Capitán haré algo mejor por usted.  Lo llevaré hasta Madagascar y lo dejaré en puerto seguro, luego yo proseguiré mi viaje hacia el norte.

–Muy bien –respondió Andaluz.
Y fue así que la mañana del 3 de enero de 1697 el Capitán Misson dejó en buen puerto a su par y prosiguió su travesía hacia la tierra prometida Libertatia.

Pero el rencor y la venganza llevó al Capitán Andaluz a llevar a cabo un ataque contra Misson un año después que éste lo dejara en puerto, se había hecho de un navío de dos palos y una tripulación de cuarenta hombres;  se levantaron las troneras apuntando los veinte cañones hacia la costa donde estaba el asentamiento de Misson.  Se podía apreciar a la distancia los campos sembrados y las construcciones en madera, una bandera blanca izada en señal de paz, paz que Andaluz no respetaría, haciendo sonar los cañones, despertaron los indulgentes esa mañana , pero para sorpresa de Andaluz cuatro puestos estratégicamente ubicados con seis cañones cada uno respondieron el ataque casi instantáneamente provocando serios daños en el buque enemigo, a los diez minutos de comenzado el ataque el navío español estaba huyendo levemente escorado y haciendo agua.  Misson comprendió que ya no estarían seguros, ese cobarde Capitán español daría a conocer su posición y pronto estarían recibiendo la visita de varios barcos enemigos.

Fue así que el Capitán Misson reunió a toda su tripulación y  luego de estudiar las cartas, se  aprovisionaron de agua y alimentos y cruzaron Madagascar a pié para llegar a Bahía Bombetok dónde se hicieron de un Galeón español.  Zarparon esa misma noche con sus hombres y sus sueños hacia rumbos desconocidos.

Nunca se supo noticia alguna sobre el Capitán Misson y su tripulación.

Fin.

Para Gonza y Dali

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