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La luz de Navidad es uno de los cuentos bellos de navidad escrito por Mariela Burlando, una historia emocionante de la Navidad sugerida para niños de todas las edades.

Ya se acercaba la noche de navidad, el momento justo para la entrega de los regalo. Santa, tenia todo dispuesto, el trineo, los regalos, los renos, sólo faltaba conversar con las luciérnagas de la Navidad, que lo acompañaban siempre.

Se trataba de un insecto omnívoro, que generalmente posee un tamaño de no más de unos 3 cm. Eran las encargadas de alumbrar las chimeneas, por donde Santa dejaría los presentes a los niños.

El día 23 de diciembre, Santa las llamó, -como era su costumbre cuando se acercaba el momento de partir- y a todas les preguntó, si estaban listas, para la larga travesía que les esperaba y ellas –contestaron- que si.

Entonces, Santa -les dijo- que tenían que irse a dormir, porque se levantarían muy temprano.

Cada quien se fue a su aposento, y revisaron la bioluminiscencia o su capacidad de brillar. Como es sabido las luciérnagas tienen debajo del abdomen, una serie de órganos lumínicos y células especializadas que cuando absorben el oxígeno, éste se combina con una sustancia llamada luciferina y de la reacción química se produce luz y apenas un poco de calor. Cada luciérnaga funcionaba perfectamente a excepción de Misty, su mecanismo estaba alterado.

En principio comenzó a llorar, porque no podría irse de viaje, con el resto de sus amigas y además, se perdería la experiencia, que se había hecho tan feliz a los niños durante años.

Aún asi, no se lo dijo a sus otras amigas. Pensó en llamar a Santa, pero no se atrevió a despertarlo porque tenía que trabajar muchísimo, al día siguiente.

El llanto le produjo mucho agotamiento y sueño, pero antes de dormirse, pidió en sus oraciones que le concedieran el milagro de devolverle la luz a su cuerpo, para poder asistir a la actividad.

Durante el sueño, escucho una voz, que le decía, no temas Misty, mañana junto a tus amiguitos, Santa y los renos, podrás hacer lo que tanto te gusta, eso si, antes debes buscar el árbol de Abeto de Navidad, que se encuentra en el bosque del hemisferio boreal.

Pero ten cuidado, porque allí se encuentran los Jingwei, que son pájaros que se comen a las luciérnagas sin luz, para estos depredadores, la luz de las luciérnagas es una señal que les indica lo mal que saben, así que tienden a evitarlas.

Ellos saben que este árbol les proporciona suficiente oxigeno, elemento necesario para producirles la luz y por lo tanto acuden a él montones de luciérnagas en su búsqueda, y es allí a donde van ellos, a buscar el rico bocado.

Misty le preguntó a la voz y ¿por qué nos comen? si somos animales indefensos y además ponemos luz en la oscuridad.

Pues verás -contestó la voz- es que la sangre de ustedes es dulce cuando no tienen luz y ello las hace un rico manjar.

Pero esto es otra historia, -le respondió nuevamente- debes concentrarte en encontrar el árbol y una vez que lo hayas hecho debes respirar intensamente en sus ramas y la luz volverá a tu cuerpo.

Y fue así, como poco antes del amanecer se dispuso a realizar la travesía hasta el bosque.

No fue fácil llegar, sus alas le ayudaban, pero no eran lo suficientemente ligeras, para tan largo camino. Por fin divisó el imponente árbol. Era un abeto de navidad, de gran porte de unos 60 metros de altura; de tronco recto y corteza relativamente lisa, grisácea, con la copa piramidal, era verde. Las ramas estaban ordenadas por pisos, extendidas. Tenía flores machos y hembras. Además poseía abundantes piñas rollizas, de no más de 5 cm. de anchura, prolongadas y erguidas sobre las ramas, con las escamas que recubren las semillas de intenso color verde oscuro, y es característico de las zonas frías y montañosas.

Después de admirarlo por breves instantes, -pensó- debo darme prisa porque tengo que volver lo antes posible a la cabaña, ya que me echaran en falta y procedió a buscar una rama confortable para poder respirar a gusto.

Estaba tan exhorta en sus pensamientos, que se le olvidó la advertencia, que le hiciera la voz de sus sueños. Y en cuanto se posó en la rama comenzó a respirar y mientras lo hacia sintió un fuerte empujoncillo que la tumbó al suelo. Se encontraba algo aturdida, más sin embargo, se dispuso averiguar que fue aquello que había ocurrido.

Y de pronto se dió cuenta de que lo tenía allí, de frente, respirándole en la cara.

Era realmente enorme aquel pájaro Jingwei.

Misty, no se dejaría atrapar tan fácilmente. Voló rápidamente y cerca encontró un pantano y un puñado de hojas que le permitirían esconderse momentáneamente.

El Jingwei , seguía rebuscando aquí y allá y por momentos daba zarpazos y rozaba a Misty y en ese preciso instante, comenzó a llover muchísimo, y Misty fue arrastrada por las aguas y en medio de aquella marejada, casi estuvo a punto de ahogarse, pero logró aferrarse con fuerza de unas ramas que consiguió a su paso, y logro salvar su vida y zafarse de su agresor. Una vez a salvo, notó que poco a poco su cuerpo recobraba la luz nuevamente, esto le produjo mucha alegría. Y velozmente se dispuso a regresar donde Santa. Llegó allí y todos estaban listos para salir, y Santa le –dijo- Misty ¿dónde estabas?, pensábamos que ya no irías, ven súbete pronto al trineo, esta –contestó- solo estuve dando unas vueltas y ya estoy en forma para el recorrido. Durante el reparto de los regalos, su luz brillaba tanto, que desde la tierra, parecía una estrella.

Fin

La luz de Navidad es uno de los cuentos bellos de navidad escrito por Mariela Burlando, una historia emocionante de la Navidad sugerida para niños de todas las edades.

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