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El cráter de las preguntas

El cráter de las preguntas. Kike el duende, escritor español. Cuentos infantiles. Extraído de libro “Desde los cráteres a la luna”.

A veces, cuando me acuesto muy temprano y no puedo dormir, me quedo mirando a la luna por la ventana, espero unos minutos hasta que ella se da cuenta y cuando me mira, le hablo.

Sin darme cuenta ya estoy sobre ella, en sus cráteres. Anoche le he hecho muchas preguntas, peguntas que imagino que tú alguna vez también le querrías hacer. Y así se lo dije.

-Diez preguntas Luna te quiero hacer, quisiera hacerte muchas más pero no puedo. No puedo porque el guardián de los bosques, Morc, me lo advirtió:

-Ve por ese camino – me dijo – y antes de que amanezca llegarás a un pequeño cráter de color oscuro, es el de las preguntas, entra y espera a que Luna se duerma para preguntarle y guarda después silencio, pero recuerda, no podrás hacerle muchas, una palabra que rima con pez, digamos por ejemplo, diez.

Entré y me senté. Me quedé callada esperando algo, no sabía lo que, no veía a Luna por ninguna parte y de ahí vino mi primera pregunta, seguidamente las otras nueve:

-¿Cómo sé, Luna, cuando te duermes para poder preguntarte?

-No hace falta que sepas cuando me duermo, en el mismo instante en el que entras en éste cráter, ya me quedé dormida.

-¿Por qué brillas tanto por las noches si no tienes luz propia, pues, no eres una estrella?

-Brillo tanto por las noches porque soy el espejo en donde el sol busca el reflejo.

-¿Por qué te ve a ti, Anaïs, la gente si no tienes luz propia? Porque reflejas la luz del sol pero, sin luz, nadie te ve porque la luz se marcha a tomar un té.

-¿Por qué eres redonda, no podías ser cuadrada o triangular, aplastada o estirada?

-Soy redonda porque así las arañas no encuentran esquinas para sus telarañas.

-¿Cuál es tu comida preferida?

-Me gusta comer el silencio y la oscuridad, a veces una ensalada de meteoritos y unos pocos de pastelitos.

-¿A qué tienes miedo?

-Tengo miedo a caer, pero sé que no lo puedo hacer, por eso en el fondo estoy muy tranquila. El universo es así y soy una luna muy consentida.

-¿Quién es tu mejor amigo o amiga?

-La tierra, por supuesto, porque la tengo más cerca, porque me mima, por eso la ilumino muchas noches y juego con sus mareas, con sus vidas y no tengo ni enfados ni reproches.

-¿Cuál es tu color preferido?

-Me gusta el rojo, el verde, azul y amarillo, aunque todos los demás también, porque cada uno es especial, aunque inventemos ochenta colores me gustan todos y eso que no tienen olores ni sabores.

-¿Por qué das vueltas a nuestro alrededor?

-¿Qué hago en el espacio si no doy vueltas alrededor de la Tierra y a la vez del sol? Es divertido y así os observo, juego a menguar, a crecer y a desaparecer, a eclipsar y a veces a enfadar un poco al mar.

-¿Cuándo te miro desde la tierra te veo la cara cubierta de nata?

-Me cubro la cara de nata porque me tapa, porque es mi bata que me abriga y, si me la quito, me puede coger frío la barriga. Por eso me veis tan blanca.

-¿Cuándo puedo volver a hacerte otras diez preguntas?

-Podrás preguntarme de nuevo cuando sepas porqué es redondo un huevo. Si se lo preguntas a una gallina te dirá: “adivina, adivina”.

Y con la décima respuesta, me fui pensando y con las piernas juntas, como ya sabéis, del cráter de las preguntas.

Fin
El cráter de las preguntas. Literatura infantil y juvenil, cuentos que no pasan de moda. Lecturas para niños de primaria. Historias para aprender leyendo.

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