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Un hada caprichosa. Escritora de cuentos argentinos de la Republica argentina.

hadas

-Maia !!! ven aquí- se escucho un grito en medio del silencio de la tarde.
El revoloteo de unas presurosas alitas, seguido de una risa contagiosa terminaron de adornar la escena.
Es que en la casa de las hadas del bosque, hay una ocupación para cada una, Belén se encarga de darle color a las flores, Griselda del  canto de las aves, Paola de las mariposas y Maia de las gotas de lluvia.

Cada mañana, las hadas revisan que todo este bien, saben que si algo falla, todo lo demás resulta perjudicado.
Pero Maia es un poco rebelde y caprichosa, piensa que si las gotas de lluvia faltan un día, no le molestara a nadie, pero también cree que si llueve un poco de mas, ya que algunas veces se le olvida controlar la cantidad de agua que cae, no hará mal a la naturaleza.
Antes de trabajar, Maia prefiere salir a volar y explorar el bosque, es por ese motivo que sus compañeras tienen que estar controlándola.

Pero un día, Maia aprendió una gran lección que espero no se le olvide nunca mas.
Iba en hada volando entre unas flores de jazmín, sin preocuparse por nada, como siempre se había olvidado de dejar caer algunas gotas de lluvia sobre el bosque; Como estaba cansada de volar, ya que lo había hecho toda la mañana, se recostó dentro de una flor y se quedo profundamente dormida.
Mientras tanto, en el bosque flores, plantas y animales, empezaron a notar la falta de agua; Todas las hadas buscaban a Maia, ya que si la lluvia no venia pronto, toda la vida a su alrededor se perdería.
-Creo que ya dormí mucho- dijo el hada caprichosa, -regresare al bosque a comer algo.
Pero al ir acercándose a su casa, vio con espanto que todo lo que antes tenía color y vida ahora estaba apagado y seco.
Fue en busca de sus amigas, pero las encontró desmayadas, por mas intentos que hizo para despertarlas, no lo logro.
Maia se sentía triste, sabia que todo lo que estaba pasando era culpa de ella, por ser caprichosa y rebelde.
Se sentó sobre un tronco y comenzó a llorar, sola y desdichada, sus lagrimitas caían  al piso en forma de lluvia; Así quedo un rato la triste hadita, cuando se dio cuenta de algo maravilloso…Todo a sus pies renacía.
-Por supuesto- dijo –como no lo pensé antes, y dando un salto se puso de pie y grito, -AGUA DE VIDA, LLUVIA MARAVILLOSA, HAS QUE EN EL BOSQUE BRILLEN TODAS LAS COSAS.
En ese momento, como por arte de magia, gotitas de lluvia comenzaron a caer, haciendo renacer a todo aquello que tocaba.

Al sentir nuevamente la vida en el bosque, una a una las hadas comenzaron a despertar.
Desde ese día Maia dejo de ser caprichosa y rebelde, y aunque aun disfruta volar por el bosque, ahora lo hace cuando termina de cumplir sus tareas.

Fin

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