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¡Oh!, hermosa timidez,
cuán bella y delicada eres,
te engalanas con guirnaldas
dibujas hermosas caricaturas,
en delicadas pinceladas
vas formando tu imagen.

En el cantar melodioso
te haces presente,
y en la voz pausada del poeta
vuelcas tu tristeza.

¡Oh!, hermosa timidez,
cuán frágil y cándida eres,
te corroe el alma
por zarpar a la mar,
donde, en las quietas aguas
quieres imponer tu presencia
y atolondrar al pescador que sin ti
no podrá ser guiado.
¡Oh!, hermosa timidez,
¿por qué tan frágil y bella eres?

Si quisieras estar conmigo
yo te regalaré un recuerdo,
… o quizás un tesoro,
lo llevo guardado muy dentro mí
para demostrarte que sin ti
no tendría valía.

Para que sientas, que aún permaneces
dentro de este universo donde Dios te colocó.
Para descubrir, que sin ti,
no hay cantantes,
hacedores del amor,
leñadores del paisaje
y una danza melodiosa
acompañará tu existir.

¡Oh!, hermosa timidez,
en este momento
en que te encuentras presente,
te veo tierna, dulce y remolona,
tal vez un poco fría,
por tu falta de fuerzas
en la lucha que has emprendido.

Te veo atrapada,
cual un manto oscuro
que envuelve la noche.
Danzaste a la luz de mi soñar,
quisiste estremecer mi ser
haciéndome entender
que sin ti, no somos nada.

Qué desafío me has impuesto,
recién estoy descifrando
tu delicado lenguaje
que me enseñan de tu verdadero existir.

Me hablan
de hermosas caligrafías que
en palabras entrecortadas
vas escribiendo tu nombre,
en tu paso acompasado,
vas caminando,
tal parece que nadie te apurara,
pues para ti, nadie vale más que tú.

¡Qué vanidad la tuya!
Te burlas hasta del más sabio,
del arquitecto, del botero,
y quizás hasta de ti misma te ríes,
haciendo con tu risa
una melodía de amor
que renace en cada corazón
que clama por destruirte,
y tú, cándida y silenciosa
haces tu obra majestuosa.

Llenas de dolor a veces
y llenas de alegría, también.
Parece que quisieras
conjugar el verbo timidez.
¡Oh, qué vanidad la tuya!,
conjugar el verbo timidez,

Yo soy tímida, tú eres tímida …
Qué palabra más frágil eres
y sin embargo haces sufrir
pero quizás, ese sufrir
sea como un mágico arco iris
donde, con tus múltiples colores
haces renacer la paz,
la alegría y la gloria.

A veces, haces cantar al corazón
de tanto reprimir tu presencia,
para expresar en bellas melodías
que tu existencia es progresar
es ir en busca del más fuerte,
del que lucha,
del que triunfa,
porque sin ti, hermosa timidez,
no habrían músicos,
artistas, guitarristas,
cantores ni predicadores del amor.

Sin ti, no tuvieramos al pintor
que en frágiles pinceladas
va dibujando tu rostro
de dulzura y belleza.

… o bien, llenas de alegría
al que te observa,
pues das esperanzas
de que aún existe la ternura.

Fin

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