Saltar al contenido

Pepe, el gorrión valenciano

Por Miguel Ramón Bauset.

Pepe, el gorrión valenciano. Miguel Ramón Bauset, escritor español. Cuentos para toda la familia.

Pepe, el gorrión valenciano

Pepe el gorrión valenciano - Cuentos de animales

¡Hola buenas! Me voy a presentar, soy Pepe, un pájaro de una especie muy común en España denominada gorrión. Que aunque no lo crean, gozo de casi total libertad en la familia que me acogió de pequeño cuando me lastimé aprendiendo los primeros pasos, aprendiendo a volar.

Me he acostumbrado a ellos y me cuidan como a un rey. Y se preguntarán eso de la libertad como se realiza. Pues sí, vivo en una jaula, pero a diferencia de mis otros compañeros y amigos, yo me encuentro casi siempre la puerta de mi casa abierta. Y cuando me apetece salgo, doy unas vueltecitas, me instalo en algún altillo o arriba de alguno de mi familia. Y cuando me canso vuelvo a mi hogar para jugar, dar vueltas, beber unos tragos del liquido elemento o picotear alguno de los múltiples alimentos que mi familia va colocándome y que yo con el mayor de los gustos ingiero.

He aprendido a comer de todo. En pequeñas cantidades, pero de todo, y eso es muy sano, y ahora que pienso… si los humanos también comen alpiste y bebidas derivadas de este producto, ¿por qué no comer nosotros cosas que ellos comen? Y así vamos, día tras día. Ellos hacen su vida, hablan, trabajan, ven la tv, aprenden otras lenguas, se divierten con una cosa que emite imágenes. Trabajan con máquinas y teclas, escuchan música, o descargan las baterías de un aparato con el que no paran de hablar, escribir y bajarse canciones… Y yo hago cosas más simples como pasearme, jugar, comer y sobre todo cantar.

Me encanta piar, y cuanto más fuerte mejor, a ver si gano al sonido más alto existente a mi alrededor, como la tv o una conversación de noche. Tengo marcha a todas horas, siempre que haya luz, claro. Y no digamos cuando el trompetista empieza con sus ensayos, allí estoy con mi canto de fondo, a ver quién gana de verdad. Y normalmente lo hace la trompeta, un instrumento que empieza a gustarme. Me falta ir a algún concierto a familiarizarme. Pero lo anoto en mi agenda a ver si existe esa posibilidad y un día me acerco, y ya se, de principio, que debo estar calladito.

En toda la casa sólo tengo un enemigo declarado, el gato rojizo. Aquel tan amante de los snacks, pero cuando él danza por allí, no me deja solo mi familia. Curiosamente el gato no es muy agradecido, aunque lo hace de sobra con su lealtad, y yo como te descuides te arreo unos picotazos de aupa. Pero estoy alegre, canto y armonizo el ambiente, y con eso ya tengo contentos a los míos, que es lo importante.

Normalmente hago mi vida en el comedor de la casa. Y de buena mañana ya se encargan de que los primeros rayos solares me animen y me den fuerzas para ir de aquí para allá y entone mis primeras canciones que a veces sirven de despertador.

Cuando salgo de paseo a ver qué encuentro, me fijo en la chimenea para el invierno, en los sofás que se destinan a reposar después de comer. O para ver la caja tonta, que habla multitud de idiomas y tiene muchos canales no se para qué, porque todos son igual de malos. En las comidas que hay en la mesa predominan los vegetales aliñados y de muchas variedades, ah y que yo siempre pruebo y me encantan. Siempre hay alguna novedad, como un cuadro colgado últimamente que ofrece una visión muy realista de un canal de la Albufera valenciana.

No se crean que lo de las vueltecitas no cansa, y mas con estos calores. Ahora, cuando entre en casa, un remojoncito a mis plumas y… como nuevo de verdad.

A veces se va de viaje mi gente, y en vez de llenarme de comida como al señor Don Gato que adora vivir en la terraza, me llevan con ellos. Yo me adapto enseguida y mas viendo que son una delicia de familia. De lo que no me libro ningún día es de los ensayos de trompeta, que son larguitos, pero también les diré que cada día suenan mejor.

Como verán tengo una buena familia. Que me quiere, que me da una muy buena comida, me acoge y me asea y me ofrece una libertad que no todos pueden disfrutar. Y eso si que no me gusta. Porque si yo viviera siempre en una jaula, Pepe el gorrión valenciano, no sería el mismo. Porque no tendría un mínimo de libertad como la que disfruto.

Y estoy tan contento de estar con ellos que hasta me gusta mi nombre, PEPE.

Fin.

3/5 - (2 votos)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo