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La armadura de cartón es una de las bellas historias de guerreros legendarios escrita por Alberto Suárez Villamizar, un cuento sugerido para adolescentes, jóvenes y adultos.

Nació en la corte del rey Atilano, sus padres eran sirvientes de palacio. Desde niño recibió entrenamiento para ser un gran guerrero al servicio de la corte. Fue instruido por los mejores maestros en el arte de la guerra. Se hizo hábil en el manejo de la espada y en la lucha cuerpo a cuerpo. En un principio eran muy torpes sus movimientos debido al peso del casco y la armadura. Sus reflejos y la fuerza de sus manos le hicieron destacar en el manejo de la espada y el buen uso del escudo. Practicaba con vehemencia las diferentes tácticas de ataque y defensa que se utilizaban en los frentes de batalla. En las noches soñaba con el momento de estar en los combates que libraba el ejército de su amado rey. Su nombre: Iván, años más tarde conocido como el “Huracán” por su poderío en el combate.

Así creció y llegó el momento de hacer parte de las tropas que luchaban en diferentes campos de batalla. Algunas veces defendiendo las propiedades del reino del ataque de pueblos invasores, otras luchando por la conquista de algún nuevo territorio. Con el pasar del tiempo fue ganando respeto y reconocimiento por parte de sus superiores quienes veían en el su valentía. Con su apoyo y decisión hacían replegar a los enemigos, entre quienes creció su fama por su destreza en el manejo de la espada, y su habilidad para eludir el ataque enemigo. Su presencia no pasaba desapercibida entre sus compañeros y adversarios.

Llegó a ser comandante de las tropas de infantería, en quienes infundía gran admiración y respeto. Con sus hazañas y coraje, así como su lealtad ganó la admiración del rey Atilano.
Participó luego en la gran campaña del “Lago Azul”, donde después de muchos años de combate lograron derrotar a las tropas del rey Tarsicio, que habían traspasado la frontera e invadido territorios del reino. Fue una campaña larga y ruda en la cual el ejército del rey Atilano perdió muchos combatientes y posiciones estratégicas, las cuales logró finalmente recuperar gracias a la intervención del guerrero llamado “Huracán”, quien fue enviado como refuerzo directamente por el rey Atilano.

Y fue entonces cuando al regresar al reino y recibir el saludo de la corte por sus servicios en el frente de batalla pudo ver por primera vez a la princesa Diana, hija del rey Atilano. Sus rubios cabellos, sus ojos verde oliva y su rostro angelical le impresionaron fuertemente. -¿Cómo era posible que no la hubiese visto antes? – se preguntaba el guerrero. Pasó muchos años en las guerras y no había tenido la oportunidad de verla hasta ese día. Sintió palpitar fuertemente su corazón ante su presencia. Fue un amor a primera vista, pero, imposible por su humilde condición de servidor del rey.

Luego de ese día pensó bastante en ella, y como había terminado la guerra pasaba más tiempo en las cercanías del palacio. Estaba muy pendiente en las tardes cuando la veía montar su caballo para ir a entrenarse en la pista de equitación. Era impresionantemente bella. La seguía con la mirada, deseando que el tiempo se detuviera para contemplarla, pero sabiendo que no le era permitido acercarse.

Un día el rey hizo el anuncio de la boda de su hija la princesa Diana con el príncipe Andrés, hijo del rey Felipe, quien gobernaba un país vecino que luego de ser enemigo ahora era un gran aliado. La noticia le partió el corazón al “Huracán”, y el guerrero sufrió en silencio al imaginar a su amada en brazos de otro hombre, pero sabiendo que nada podía hacer, que no le era permitido luchar por ese amor imposible. Esta era una lucha que por lealtad al trono y por su condición de servidor no debía adelantar.

Celebrada la boda real el príncipe Andrés pasó a ser heredero al trono del rey Atilano, y habitaron en palacio, lo cual aumentaba su dolor al verla tan cercana pero tan lejos de su corazón. A la muerte del rey Atilano el príncipe Andrés lo sucedió en el trono, y muy a pesar suyo debió jurar su lealtad y la de sus tropas al nuevo rey.

Pasado el tiempo observaba que la princesa Diana no era feliz debido al mal trato por parte de su esposo el rey Andrés. Y desde entonces aquel guerrero que había vencido en tantas batallas ahora se sentía herido de muerte al saber la suerte de su amada. Sufría en silencio. Su fortaleza y espíritu de lucha fueron decayendo poco a poco hasta abatirlo totalmente, cosa que no había logrado ningún enemigo en los campos de batalla.
Fue así como llegó a su fin, pues como Aquiles en la antigua Grecia tenía vulnerable el talón de su pie derecho, él – “Huracán” – lo era en su corazón, el cual ante esta situación parecía protegido con una armadura de cartón.

Y ese dolor lo llevó a la muerte.

Fin

Cuento sugerido para adolescentes, jóvenes y adultos

(Derechos reservados) Alberto Suárez Villamizar

PROHIBIDA SU REPRODUCCION SIN LA AUTORIZACION DEL AUTOR

ILUSTRACION PINTEREST

La armadura de cartón es una de las bellas historias de guerreros legendarios escrita por Alberto Suárez Villamizar, un cuento sugerido para adolescentes, jóvenes y adultos.

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