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El color hacía la diferencia. Cuentos infantiles

El color hacía la diferencia es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestra escritora Sara Cartes Muñoz sugerido para niños a partir de siete años.

Había una vez una colorida familia de pelotas formada por Papá Amarillo, mamá Rosapálida y sus tres hijitas: Rosadita, Azulita, y la pequeñita Violeta.

Vivían en una bella y cálida canasta de mimbre, felices de poder estar siempre juntos, y de divertirse los fines de semana cuando llegaban Gabriela y Diego, los nietos de los dueños de casa. Ellos las cogían y salían a rodar y botar por el fresco césped del patio. Saltaban muy alto, rozaban las ramas de los árboles, se deslizaban por los techos y no estaban quietas ni un solo momento.

Sin embargo, ocurrió que un fin de semana, sólo vino Diego. Entonces él, desde la canasta, tomó a Papá Amarillo y a Azulita, para enseguida irse a jugar al patio.

Mamá Rosapálida, con Rosadita y Violeta, durante toda la tarde oyeron las risas de Diego y los botes sobre las paredes y el techo de la casa. Pero, tan aburridas estaban, que pronto se quedaron dormidas.

Cuando llegó la hora de irse, Diego guardó las pelotas en la canasta sin mucho cuidado, haciendo sobresaltar al resto de la familia. Mamá Rosapálida con Rosadita estaban muy malhumoradas. Sentían que habían sido discriminadas, pero desconocían el motivo.

-¡Si nosotras podemos hacer lo mismo y tenemos la misma forma! _alegaba la pequeña Violeta.

Le preguntaremos a papá.

-Papá, ¿sabes tú, por qué Diego nos dejó aquí y sólo jugó con ustedes?

-¡Sí! -respondió él. Es por nuestros colores. A los varones les agradan todos los colores, pero muy poco los rosados y lilas. En cambio, las niñas, ¡se mueren por ellos! Desde los más fuertes a los más suaves. ¡Qué poco observadoras han sido ustedes! ¿No se han fijado que Gabriela también elige esos tonos para vestirse?

-¡Es injusto! -alegó Rosadita. Todas las pelotas fuimos creadas para cumplir las mismas funciones, sin importar el color. Además, ¡no soporto permanecer tanto tiempo inmóvil!

Al día siguiente, ya habían encontrado una solución para ese problema.

Durante toda esa semana, cada noche, mamá Rosapálida junto con Rosadita y Violeta, esperaban a que los demás se durmieran para escabullirse y salir al patio. La mamá restregaba sobre el cuerpo de Rosadita las amarillas flores de las caléndulas, y Rosadita hacía lo mismo con su madre y la pequeña Violeta, pero con las azules flores de las salvias.

Cuando llegó el nuevo fin de semana, dos estaban más azules que Azulita, y Rosadita, más amarilla que papá.

Cuando por fin llegó el día domingo y se apareció Diego, quedó maravillado ante el canasto: ¡había tantas pelotas para jugar!

Entonces, le pidió permiso al abuelo y arrastró la canasta para el patio con todas ellas adentro.

¡Qué día más hermoso vivió toda la familia compartiendo juegos, respirando aire puro y sintiendo el sol sobre sus cuerpos! ¡Cuánto saltaron y se divirtieron!

Esa noche, los integrantes de la familia de pelotas terminaron tan agotados y felices, que ni siquiera alcanzaron a darse las buenas noches, cuando ya se les habían cerrado los ojos.

Fin

El color hacía la diferencia es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestra escritora Sara Cartes Muñoz sugerido para niños a partir de siete años.

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