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¿ Cómo leerle a los más chiquitos ?

Cómo leerle a los más chiquitos

¿ Cómo leerle a los más chiquitos ? Recursos para educadores.

Vivimos en un mundo lleno de computadoras, películas en 2D y 3D, play station y videos… y sin embargo, se sigue leyendo.

Esto se debe a que la lectura es una herramienta invalorable para imaginar, soñar y descubrir otros mundos.

Para leer no se necesitan cables, botones ni tecnología. En soledad y en cualquier lugar, cada uno con un libro, es posible dejar volar la mente a lugares y seres completamente diferentes a los que conocemos, conectarse con otras culturas y otras formas de vivir … y aprender a pensar de otra manera. Además, los libros nos permiten acceder al conocimiento universal.

Para un chico, aprender a leer es una experiencia fundamental y profundamente significativa. Cuando empieza a descifrar los signos que lo rodean y se da cuenta que tienen un significado, se le abre un mundo totalmente nuevo. Basta observar su expresión cuando “comprende” que hay palabras escritas en las paredes públicas, en los comercios o en los envases, y comienza a descifrar los nombres de las calles.

Los libros pueden alimentar su creatividad, ayudarlo a desarrollar su imaginación, y llevarlo a recorrer el mundo desde casa. Pero también son un medio para apropiarse del uso de la lengua, porque saber leer permite acceder al conjunto del conocimiento humano. Y leer con él desde que es pequeño, en casa, es una manera de hacerle saber que los libros son fuente de placer y de saber.

¿Libros para nenes que todavía no hablan?

Adela Basch, escritora y directora de la editorial Abran Cancha, opina que hay muchas razones para leerles a los chicos cuando son muy pequeños. “Leerles, aun a la edad en que todavía no comprenden el significado conceptual, contribuye a que sientan una corriente de cariño hacia ellos, lo que de por sí es importante. Pero además, les hace tomar contacto inmediato con la palabra como portadora de innumerables significados”. Basch está convencida de que aunque, en principio no se note, “leerles aporta algo insustituible al desarrollo de su capacidad de comprensión, de discernir, de comenzar a intuir a través de la estructura de un cuento que la vida tiene sentido, a ampliar su capacidad perceptiva e imaginativa, a conocer mejor el mundo y a sentir un impulso hacia la adquisición de conocimientos que alguna vez les permitan leer por sí mismos”. Y por otra parte, cuando eso ocurre en un marco de afecto, el desarrollo intelectual va de la mano de un bienestar general y del disfrute.

Victoria Ramirez, de Editorial Catapulta, coincide. “La lectura es fundamental en el desarrollo intelectual de los niños, porque estimula la creatividad y la imaginación”. Pero además, explica que “cuando le leemos a los niños más chicos establecemos un vínculo afectivo muy fuerte con ellos. El espacio de la lectura promueve un espacio de interacción, cariño y atención de los padres a los hijos”.

Por su parte Guido Indij, director de La Marca Editora, que el año pasado lanzó su colección para chicos «La marca terrible», opina que “es fundamental que los chicos nos vean leer, porque para ellos es importante imitarnos, y de esa manera los vamos introduciendo en el fascinante mundo de los libros”.

¿Cómo leerles?

Respecto a cómo hay que leerle a un nene chiquito, entre los padres a veces surgen dudas. Por ejemplo, se preguntan si es bueno explicarle los textos. ¿No sería preferible dejar que elaboren lo que puedan, de acuerdo a su edad y desarrollo intelectual? También se interrogan sobre si es bueno ir «mostrándole» las letras desde temprano, o si por el contrario, eso significa forzarlo a aprender a leer cuando todavía no puede.

Victoria Ramirez, opina que no existe una formula para leer a los niños, pero sí se les debe leer con entusiasmo. “La lectura es el juego de las historias, la imaginación y los mundos de fantasía. Se puede dramatizar la historia, o sólo leer y luego comentar, esto dependerá de cada padre y cada niño. Lo más importante es que el niño encuentre en el momento de la lectura un espacio de diversión y entretenimiento, y que cada pueda transmitir el placer por la lectura”, dice.

Desde el punto de vista de Adela Basch, “no conviene poner etiquetas rígidas respecto de qué es bueno y qué es malo en este campo. Puede haber recomendaciones y sugerencias, pero no hay recetas. Y tampoco hay dos chicos exactamente iguales”. La escritora opina que a veces puede ser muy beneficioso dramatizar la historia y otras, explicarla. “Lo importante es que la persona adulta que acerca una historia a los niños pueda abrirse a lo que ellos necesitan, y no creer que hay una sola manera de hacer las cosas”, indica. En ese sentido la especialista cree que puede ser bueno ir “mostrándoles” las letras desde temprano. “Pero si después de “mostrar” aparece una exigencia de recordar, o saber, o reconocer o lo que fuere, creo que sí se los estaría forzando a aprender algo que, por lo general, su maduración todavía no permite. Y esto tiene que ver también con dar la posibilidad de encarar la lectura como un juego. Por más que la lectura también sea algo serio, en muchísimos sentidos, siempre es también un juego”, remata.

¿Cómo elegir libros para cada edad?

Victoria Ramirez, de Catapulta, indica que “el hábito de lectura debe iniciarse desde la más temprana edad. Hay todo tipo de libros, para todas las edades y cada libro debe seleccionarse teniendo en cuenta la edad del niño. Para los más chiquitos se deben elegir libros con imágenes, colores brillantes, texturas, sonidos, títeres”. La especialista indica que hay colecciones especiales para los más chiquitos “con imágenes de colores brillantes, con títeres de dedo y hasta libros sonoros, ideales para asociar una palabra, una imagen y un sonido. No es necesario que el niño sepa leer para disfrutar de los libros, ya que cada libro está realizado de acuerdo al nivel de desarrollo de cada edad”.

Eso si: los expertos consultados coinciden en que si un libro va a entrar en contacto con un bebé – como cualquier objeto destinado a esa corta edad- , tanto el diseño como los materiales en que esté realizado deben ser específicos.

Hay libros muy blanditos, livianos y realizados con un material resistente y lavable, por ejemplo de tela (algo fundamental, ya que seguramente el bebé se lo llevará a la boca). También hay otros elaborados con cartón plastificado y páginas gruesas, diseñados para que los chicos más pequeños puedan tomarlos con facilidad, dar vuelta cada página, etc.

Otra opción son los libros que flotan en el agua, realizados en plástico y rellenos con gomaespuma, y también hay aquellos que ofrecen la posibilidad de emitir sonidos, o están realizados con diversos materiales que permiten conocer texturas y relieves, desplegar imágenes, etc..“Son libros ideales para que los más chiquitos empiecen a explorar el mundo a su alrededor”, señala Ramirez. Y agrega: “Los libros para niños más grandes incorporan cada vez más palabras.

Hay mucha variedad de temas, géneros literarios, colecciones. Hay un sinfin de posibilidades, pero lo importante es que el niño elija sus libros”.

Por su parte, Indij señala que “cuando un chico ya empieza a interesarse por los libros y la lectura, es bueno que tenga a mano libros con más palabras y textos. En ese momento es capaz de imaginarse los detalles de la historia, y sentir empatía con los personajes”.

Basch apunta que “a los niños muy pequeños, a los bebés, los libros que en sí mismos son un juguete, les resultan fascinantes. A partir del año y medio aproximadamente les encantan los libros que pueden o no ser en sí un juguete porque traen juguetes en todas sus páginas: ilustraciones que, en algunos casos, no sólo logran atraer sino también contar una historia. Y creo que ya desde los dos años en adelante también les gusta que haya letras que formen palabras que puedan formar cuentos, aunque no sea importante que reconozcan o no las letras. Por otro lado para un lector – de cualquier edad- es fundamental crear empatía con el texto y las imágenes del libro. Así que, a la hora de seleccionar un libro para que lean los chicos, es importante encontrar el punto atractivo. ¿Cómo elegir, entonces? Intentando entender al lector y proponiéndole textos e imágenes que no lo pierdan de vista como destinatario.

Y señala que “para abrirse a lo que los niños necesitan es preciso tener una actitud receptiva y flexible, escucharlos (aunque todavía no sepan hablar formalmente), ver cómo reaccionan ante diferentes posibilidades, qué les aburre, qué les interesa, que les da alegría, y no actuar según ideas hechas previamente. La calidad literaria siempre será bien recibida”.

Indij coincide en que el libro debe crear un vínculo especial con el lector . “Todas las mamás consideran que sus hijos son diferentes”, dice. Entonces, ¿por qué deberían comprar los mismos libros que todo el mundo? Lo que ve la mayoría, no es necesariamente lo bueno. Todo el sistema del entretenimiento funciona en torno a grandes corporaciones: ves las películas de Disney, compras la “cajita feliz” con esos muñequitos, y todos los chicos quieren comprarse los libros de Disney. Ahora, eso no es necesariamente lo mejor que uno puede ofrecerles. Pero hay otros libros un poco más “desfachatados”, donde es tan importante el texto como la imagen, para quienes buscan algo diferente para sus chicos”.

El club del libro ¡para chicos!

No se trata de que abandonen la play, ni que cambien la TV por los libros, en la vida de los chicos debe haber tiempo para todo y eso incluye a la lectura. Y, por qué entonces no entusiasmarlos sumándolos a un proyecto interesante como puede ser un club de libros para chicos, como Sur de Babel infantil. La propuesta es que todos los asociados a reciban mes a mes un libro diferente, que puedan armarse una biblioteca distinta, y que puedan transformarse en lectores inquietos y curiosos.

Victoria Rodríguez Lacrouts es licenciada en Letras y una de las creadoras – junto a Josefina Heine- de Sur de Babel, un “club de libros independientes”, señala que“la principal diferencia con un club de lectura de adultos es el abordaje que se le hace a los textos. En la lectura infantil por un lado está el texto, la historia, y por otro el trabajo del ilustrador, las imágenes que presenta el libro”.

Para la experta es un error establecer un rango de jerarquías y pensar que la historia está primero o que la ilustración es funcional al texto. “Son lecturas diferentes las que nos presenta un libro para niños y una es tan importante como la otra. A veces se complementan, y a veces no, como sucede con los libros álbum. Hay incluso libros infantiles que se leen solamente a partir de imágenes. La literatura para chicos presenta un mundo propio y hay cosas realmente mágicas por descubrir”, comenta.

¿Cómo seleccionan los títulos que se van a ofrecer? Leyendo, evaluando y discutiendo todo el material que les llega. El resultado es buena literatura, buenos dibujos, buenas historias. “De algún modo- concluye Victoria- hacemos foco en los libros que se alejan un poco de lo pedagógico, de la moraleja constante, del mandato escolar. Buscamos libros que les generen preguntas a las chicos, que los despierten; historias donde puedan regocijarse, sentirse cómodos y disfrutar. El momento de lectura no tiene que relacionarse con la escuela. Tiene ser un espacio único, de encuentro, de placer.”

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