«Cuando cumplí los nueve años escribí mi primer cuento. Mis fantasías infantiles quedaron impresas en los viejos cuadernos y perdidos en cualquier baúl de los recuerdos. Mi primer libro lo publiqué hace treinta años y durante todo ese tiempo he ido plasmando en papel: investigaciones históricas, personajes de ficción ,novelas, ensayos, entrevistas a cantantes y actores de prestigio que venían a mi Zaragoza (España) natal, muchos publirreportajes,pues no en vano he sido publicista durante cuatro décadas y hasta mi jubilación, etc.
Ahora soy abuelo y junto a mi querida esposa compartimos la dulce tarea de cuidar durante las horas en que sus padres trabajan, a nuestro nieto; tal y como ella hizo con los dos mayores sola, porque yo entonces estaba trabajando. Y ahora he descubierto sin prisas, en el ocaso de mi vida, el placer de sentarme en el suelo y con una palita de plástico, cargar un pequeño camión de juguete con muchas piedras ,jugar con la wii, o lanzar pompitas de jabón, soplando en un gracioso artilugio. El juego no importa, sea el que sea. Lo importante es ser compañero de juegos y cómplice de las travesuras de mi nieto y conversar con él, en su media lengua, saboreando la esencia de su ingenuidad, tan pura y hermosa.
Como he dejado la antigua costumbre de mirar el reloj cada minuto, de vivir aceleradamente, de hacer dos o tres cosas a la vez; no sé si me he convertido en un viejo-niño, o en un niño-viejo. Por eso he vuelto a tener fantasías infantiles y pensar en animalitos que hablan, que viven mil y una aventuras y juegos. De nuevo aquellos personajes de ficción de mi infancia, despiertan de su letargo de muchos años y dan un puntapié en las posaderas, a los oscuros personajes que protagonizaron varias de mis novelas negras.
Un día, casualmente, descubrí que había alguna web hispanoamericana, en la que podía publicar mis cuentos. Lo hice y escribí varios. Pero, aún no sé por qué, quise que mis modestos cuentos y relatos instructivos y ejemplarizantes, llegaran mucho más lejos. Soñé que eran leídos por niños hispanoamericanos, porque mi pequeña obra literaria lograría saltar desde el continente europeo al americano y que muchos niños de países que no he visitado, pudieran disfrutar, o por lo menos, recibir una bonita enseñanza, de un abuelo español y zaragozano y extender y ampliar mi círculo de amigos. Por eso envié a Encuentos.com mi cuentecillo «El perrito sin dientes» y me lo publicaron. Luego he conocido epistolarmente y a través de emails, la gran obra literaria y humana, que desarrolla esa gran escritora, Liliana Castello, la directora de esta fantástica web y por ello quiero seguir colaborando y llegar hasta vosotros con todo mi afecto.
En definitiva, me siento muy orgulloso de aportar mi pequeño granito de arena literario a esta gran obra en pro de la cultura infantil internacional, como es Encuentos.com, con la que me honro colaborar».
Bello y excelente relato de don Carlos, a quien no había leído hasta hoy. Felicitaciones a él y a ustedes por acogerlo para sus publicaciones y por tanto que nos comparten. Muchas gracias por su generosidad y entrega. Seguiré atento a sus publicaciones que procuraré leer más, como opción de vida cierta, en medio de tanta incierta realidad. Soy maestro de niños y amo lo que hago.