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Padre, al evocar tu recuerdo
tu alta figura,
tus ojos verde claro.

Apuesto y vigoroso,
orgullosa me siento.

Te fuiste con pena en el alma
mirando atrás,
los recuerdos vividos en otros tiempos.

De aquellos que recorriendo el mundo
creías, que con música de trompetas
era un lujo ir deshojando una rosa grande.

Yo te recuerdo, vivo y vibrante
lleno de encanto, lleno de vida.

Tu corazón se fue debilitando
por tantos amores olvidados
cuando defendías tu ingenio
con sabiduría soberbia.

Cuantas veces respondiste preguntas
de jóvenes que querían hacer una vida
-algo parecida a la tuya-
Socarronamente respondías,
palabras secretas
contadas por los hombres.

Te recuerdo con orgullo
por tu honestidad
y tu rugido de león ya viejo.

Aunque ya te has ido
igual siento que vives
para brindarte mi agradecimiento
por darme el valor y el genio
que me salvan.

La vida que sembraste en mí
y que hoy mi corazón habla.

Ya sé, que me dirás,
¡espera!, ¡hija!, ¡espera!
los momentos hay que vivirlos de a poco
para que tu corazón hable.

Los trozos de vida
que van quedando
-porque así es la vida hay
que disfrutarlos a fondo,
dejando recuerdos gratos
para quienes, inocentes,
quieren seguir tus pasos.

Mi padre me llena
de recuerdos gratos.

Fin

Poesía sugerida para jóvenes y adultos.

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