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El molino de café. Cada palabra que digas brillará como oro por la verdad que tienen dentro.

Por Nelson Harrinsson. Cuentos con moraleja

Muchos conocemos la fábula del pastorcito mentiroso de Esopo, en la cuál, un niño ha mentido tantas veces, que al final nadie le cree. Bueno, El Molino de café, del escritor norteamericano Nelson Harrinsson, es una versión diferente y con algo de fantasía en la que un niño, que se dio cuenta de que mentir no está nada bien, quiere enmendar su error y volver a ser un niño en el cuál confiar. Es un hermoso cuento para niños y niñas en edad escolar.

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El molino de café

Versión en español de The coffee mill

El molino de café - cuentos infantiles sobre el café

Había una vez un niño llamado Jonathan que vivía cerca de un viejo molino de café. Todas las tardes después que Jonathan regresaba de la escuela, su mamá le mandaba a recoger frutas de las plantas que crecían en el bosque para preparar sus dulces confitados. Pero, a veces, Jonathan le mentía diciéndole que estaba enfermo para no hacerle el favor.

Una tarde, cuando Jonathan recogía en su cesta unos duraznos sintió que alguien lo llamaba. Al voltear, pudo ver que detrás de un árbol, escondido tras el tronco, se encontraba un niño que usaba una vestimenta extraña. Llevaba zapatos de punta larga y una bata de color marrón, y en su cabeza de orejas puntiagudas tenía un  sombrerillo con plumas a un lado.

Jonathan se asustó y salió corriendo, pero al correr sintió que el niño detrás del árbol lo llamaba y le decía, Jonathan regresa, no te haré daño, quiero hablar contigo porque voy a hacerte un regalo.

Jonathan escuchó lo que le gritó el niño y dejó de correr.

El niño se acercó a él y le dijo:

– «No te miento, tengo un regalo para ti, pero no podré dártelo hoy. Si lo quieres tendrás que ir mañana al molino de café y allí me encontrarás».

El niño salió corriendo y volvió a esconderse detrás de la planta, cuando Jonathan lo persiguió y buscó detrás del tronco allí no había nada.

Al día siguiente Jonathan se levantó temprano y acudió a su escuela, como lo hacía todos los días, pero no podía quitarse de su pensamiento el regalo prometido. Al regresar al mediodía a su hogar su madre lo envió a buscar las frutas para hacer sus dulces confitados que vendía en su casa.

Jonathan, tienes que ir a buscar las frutas al bosque, pero debes tener mucho cuidado con el duende mentiroso.

– «¿Con el duende mentiroso?» -preguntó Jonathan-.

– «Sí, con el duende mentiroso. Es un niño que vive en el bosque, usa zapatos de punta larga, una bata marrón y sus orejas son puntiagudas, nadie le cree lo que dice porque es un mentiroso».

Jonathan se quedó impávido.

Sin duda, era el niño que él había visto el día anterior, sin embargo, no le dijo nada a su madre, porque si le decía entonces no obtendría el regalo que ese niño le había ofrecido.

Jonathan comió, tomó una ducha tibia y salió al bosque con su cesta para recoger las frutas que su madre vendía. Pero al estar ya recogiendo las frutas pensó en el regalo que aquel niño debía darle y con prisa salió corriendo hacia el abandonado molino de café que se encontraba a lo lejos.

Jonathan corría con la cesta en la mano y al llegar al destartalado silo de café no encontró a nadie. Merodeó por los alrededores pero no vio al extraño niño que había hablado con él la tarde anterior.

Cuando estaba listo para partir, escuchó la voz del extraño muchacho que le gritaba desde arriba del molino:

– «¡Jonathan no te vayas!, ¡Espera que tengo que darte tu regalo!».

Jonathan ansioso esperó mientras el otro niño bajaba las destartaladas escaleras del viejo trapiche.

Molino de café - Ilustración de Nelson Harrinsson

Al llegar a él tenía algo en la mano.

– «¿Qué llevas en la mano?» -le preguntó Jonathan al niño.

– «Es tu regalo», -le contestó él- «abre la mano y te lo daré».


Jonathan abrió su mano derecha y el niño colocó en esta un grano viejo de café.

Jonathan se tornó molesto.

– «Pensé que era un regalo de verdad» -gritó- «me has engañado, tienen razón las personas al llamarte el duende mentiroso» -insultó Jonathan enfadado por lo que le había hecho el niño.

– «No es mentira» -dijo el duendecillo con ganas de llorar, porque le había pegado mucho el insulto de Jonathan– «lo que te he dado es un regalo de verdad, porque ese grano de café no es un grano de café común y corriente, es un grano mágico de café».

– «No te creo» -reiteró Jonathan, listo para retirarse de vuelta a recoger sus frutas.

El duendecillo se tornó aun más triste y comenzó a llorar.

– «Tienes que creerme. Un hada me convirtió en el duende mentiroso porque al principio decía muchas mentiras y ahora nadie me cree. Pero me dieron una segunda oportunidad para enmendar mis errores y diez personas tienen que creerme para volver a ser lo que era antes, para recuperar mi aspecto de niño normal y tú eres el ultimo que falta en la lista de los que me han creído para que se rompa el encanto de duende y vuelva a ser un niño normal» -dijo con lagrimas en los ojos-.

Jonathan se acercó a él, no quería ver sufriendo al duendecillo y decidió darle una segunda oportunidad.

– «¿Quieres explicarme eso?» -le preguntó Jonathan.

– «El hada regresará a quitarme el hechizo solo si diez personas vuelven a creerme y tu eres la numero diez, me tienes que ayudar para volver a ser un niño común» -le dijo llorando-.

– «¿Y que debo hacer?» -preguntó Jonathan-.

– «Si me crees, el grano de café se volverá oro y no solo se volverá oro ese que tienes en la mano, sino que también serás dueño de un puñado de granos de café que tengo escondido en el molino».

Jonathan se asombró por la historia y acompañó al duende que lo llevó dentro del viejo molino donde todavía tenía un recipiente lleno de granos de café.

Cuando llegaron al centro del molino el duende le mostró a Jonathan el recipiente con los granos de café y le dijo:

– «Ahora piensa que todo lo que te estoy diciendo es verdad y el grano de café que tienes en la mano se convertirá en oro».

Jonathan le creyó de corazón.

Empuñó con fuerza el grano de café y al abrir la mano la semilla amarilla brillaba como el sol en su palma.

– «¡Es cierto!», -dijo Jonathan asombrado-.

En ese momento la imagen de un hada bella y rubia que alumbraba el recinto apareció en el aire y con su mano tocó la cabeza del niño que hasta ahora usaba vestimentas extrañas.

El duende cambió inmediatamente de aspecto, su sombrero desapareció y volvió a ser un niño normal, con ropas comunes, ante los ojos asombrados de Jonathan.

Antes de marcharse, el hada le dijo:

– «No volverás a mentir y veras que cada palabra que digas de ahora en adelante brillará como el oro por la verdad que tienen dentro, igual que como se convirtieron las semillas secas de café», -y desapareció en el aire.

El niño estaba muy contento, tomó la olla con semillas de café, que ahora eran pepitas brillantes de oro, y se lo regaló a Jonathan. Le dio las gracias por haberle creído y salió corriendo, gritando que era nuevamente un niño normal como había sido antes de convertirse en un duende mentiroso.

Jonathan regresó a su casa con la convicción de que jamás mentiría de nuevo.

Corrió con la olla de pepitas de oro y la dio a su madre, quien la usó para montar el puesto de frutas confitadas más bello y colorido de todo el pueblo.

Fin.

El molino de café es otro cuento del café, del escritor norteamericano Nelson Harrinsson © Todos los derechos reservados.

Cómo dibujar el Molino de café

Y como Nelson Harrinsson es un excelente dibujante, nos muestra cómo dibuja un molino en el siguiente video.

Sobre Nelson Harrinsson

Nelson Harrinsson - Escritor

El escritor Nelson Harrinsson lleva muchos años escribiendo para adultos y niños de todo el mundo. Su creatividad y su voluntad de escribir novelas y cuentos le han convertido en uno de los narradores de cuentos para niños más populares en YouTube, MSN, Tu.tv, Google y muchos otros sitios web de todo el mundo.

Sus cuentos han sido traducidos a diferentes idiomas en varios países, como PakistánEmiratos Árabes UnidosIndia y España. Los niños de todo el mundo esperan el lanzamiento de sus nuevos cuentos en la web, así como muchas madres los utilizan como una herramienta para enviarlos a la cama felices, debido a su contenido esclarecedor y justo.

Los niños no sólo se sienten atraídos por la ensoñación de sus cuentos, sino también por el encantador personaje que representa el autor como expresivo recitador con sombrero y gafas.

Nelson Harrinsson es un escritor movido por las emociones en combinación con lugares, estados de ánimo y personajes.

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