Saltar al contenido

El hombre del traje Italiano

El hombre del traje Italiano

El hombre del traje Italiano. Cuentos cortos

traje

El hombre del traje Italiano
“Un día, un hombre caminaba sin dirección; con la intención de pensar ciertas ideas las tenia merodeando su cabeza, iba a paso ligero, sus ojos se mantenían fijos al frente, pero no veía por donde estaba, caminaba y pensaba, Sin darse cuenta rosó el brazo de una joven bella, lindos ojos, un rostro hermoso, pero ahora fue su interior el que no la vio, sus ojos percibieron la belleza pero siguió caminando, escuchaba los sonidos de la ciudad; esas melodías que pueden crear un concierto contaminante,  De pronto se dio cuenta, sus piernas se entumecían, se paro, deslizando la palma de su mano toco el muslo y sintió una serie de choques eléctricos por todo su ser.

¡Ha¡ rayos, como duele.- dijo en sus adentros, cerrando los ojos poco a poco y empuñando sus manos, descanso en ese momento en una banca que tenía una buena vista de un lugar que no visitaba desde hace tiempo, hizo su cuerpo para tras, su espalda toco el frio respaldo de la banca, entonces vio a una persona, está trabajaba limpiando un largo pasillo de un lugar, bastante bonito y lujoso.

Un hombre que  caminaba por ahí, no logro distinguir a la mujer así que la arrollo, cayendo ella al piso, ¡oye, oye! Que tienes la intensión de echar a perder mi traje Dolce & Gabbana.- dijo el hombre viendo a la mujer insignificantemente y dando casi un salto de marca mundial para no tocarla,  vestía  un elegante traje, con unos zapatos indiscutiblemente de algún diseñador italiano, la pobre se levanto como pudo, pero las personas que rodeaban en ese momento el incidente, se percataron del traje del hombre pero no de la víctima.
¡fiuu! Ese traje ande entre los treinta mil.- dijo un hombre de portafolio que sonrío de costado al hombre que pasaba de largo. –te digo, que estos pasillos son muy pequeños, nos rosamos con cada cosa. Mencionaba una mujer  a una amiga desde su pantech que estaba sentada en un asiento de belleza y tenía la vista enfrente de lo que ocurría en el pasillo.

La victima giro la cabeza en ambas direcciones y percatarse para estar tranquila que el supervisor o gerente no  haya visto ese incidente tan lamentable para ella, quizá el hombre elegante ponga su queja y ¡ho¡ porque ahora, como no me fije.- decía la víctima, mientras se tocaba la frente con la mano derecha mientras sus ojos se humedecían, suspiro tan hondo y profundo, que sintió que el corazón tomo fuerza.

Se dirigió hacía su aparato rodante e inserto el trapeador en un exprimidor automático, mientras pensaba en lo mucho que necesitaba ese trabajo, en su hijo que ahora estaba con la vecina ayudándole a atender un poco la tienda, se sintió cansada y se dirigió hacia él. Al verla acercarse él le sonrió y le dijo.- está bien, no le paso nada, esta lastimada, si gusta puedo yo ayudarle a… – Algo curioso sucedió que la mujer se levanto, siguió de largo, dejando con la mano extendida al hombre y tomar fuerzas para terminar su trabajo.

-¡Vamos amigo, ya nadie nos escucha hoy en día! -Dijo alguien que apareció en ese momento, mientras prendía un puro. -¡Oye, te sientes bien! -Le respondió el hombre un poco incrédulo de lo que pasaba, mirando cómo él otro hombre inhalaba tan fuertemente que sintió también el sabor del habano y continúo.- no deberías hacer eso, aquí. -¡jajajaja, tu sí que estás loco!, -Dijo el hombre del puro, -A nadie le importa lo que hacemos, acaso no te haz dado cuenta amigo, ya no perteneces a este mundo, tu lugar ahora está acá sígueme. ¡Pero a donde, oye espera, que paso, no, oyee!

En ese momento el cuerpo del hombre se elevo por los aires y una luz le cegó, pero esta vez algo dentro le invadió, una tranquilidad inmensa, la paz que no sentí nunca,  en ese momento comprendió  que lo que vio hace instantes habían sido recuerdos,  él fue el hombre del traje, el había arrollado a esa pobre mujer, sí ahora lo recordaba se quejo con el dueño y la despidieron, la mujer suplico por sus hijos y no quiso escuchar, ¡pero qué paso!.- se pregunto.

¡Rápido una ambulancia! Se escuchaba a las afueras de un lugar bastante bonito y lujoso.- ¿rápido!.Gritaba una señora con sus manos sucias y su ropa baste gastada por el tiempo, ¿vamos alguien con un teléfono hable al 066, ¿señor que tiene se siente bien! ¿Responda!.-gritaba arrodillada, apretando el pecho del hombre que no conocía pero que mientras ella pedía limosna en una esquina vio como el cuerpo se desplomo sobre el pavimento, golpeando su cabeza sin miramientos por la fuerza.

En esos momentos llego una ambulancia y varios hombres en camilla se acercaron apartando de un tajo a la mujer que intentaba ayudar al desconocido, ¿no tiene caso! Un infarto al miocardio, seguro lo provoco un agotamiento excesivo, levántelo, creo es hijo de un socio del lugar. ¡El que se vestía de trajes italianos!, valla esto si va hacer una bomba social!

El cuerpo del hombre fue llevado con sus familiares y a las afueras del lugar la mujer seguía pidiendo limosna, cuándo, ¿oye! Disculpa te gustaría salir en la tele.- la intercepta un hombre de pelo largo, jeans y chaqueta de piel. .- tengo la intensión de darle una forma real a una película que estoy haciendo. Le menciona a la mujer, mientras ella lo ve incrédula, pensado que quizá sea una broma, las horas pasan, los días también, es raro no saber que nos espera al final del día, lo que si podemos prever son nuestras elecciones.

Fin

El hombre del traje Italiano

4.2/5 - (5 votos)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo